martes, 10 de junio de 2008

Capítulo 44

Diego acarició los pies de Marie, mientras los dos estaban descansando en el sofá del despacho de Diego. Un despacho que pronto dejaría de ser suyo, en cuanto el mensajerucho viniera a hacer uso de su nueva adquisición. Se movió intranquilo, y Marie lo notó
- No vas a poder evitarlo…- le dijo con voz suave mientras le acariciaba el brazo.
Él la miró, serio.- A veces me das miedo.... Me conoces demasiado.
- Nunca es demasiado..- dijo ella con una sonrisa- a veces me da la sensación de que te vas muy lejos y no puedo alcanzarte..
- Nunca lejos de ti..- dijo él inclinándose hacia ella para besarla- por cierto…¿ya te encuentras mejor?
Marie lo miró extrañada.- ¿Mejor?¿Mejor que cuando? No me he sentido enferma…
- Esta mañana te he escuchado vomitar en el lavabo…- dijo él mirándola también extrañado
- Ah… eso…- susurró Marie quedándose pálida- supongo que la cena me sentó algo mal. Pero no era nada importante…
- ¿Seguro?- insistió él preocupado
- Seguro- sonrió ella. No quería decirle que estaba embarazada. Todavía no. no sabia como se lo tomaría, pero con todo lo que estaba pasando, sabía que no era el momento. Esperaría un tiempo a que las cosas se calmaran y entonces pudiera pensar en ella y en su bebé… y poder convencer a Diego de que los tres, eran capaces de formar una familia.
En ese momento las oyeron. Fuertes y claras. Las sirenas de los coche patrulla de la policía
- ¿Qué es eso?- preguntó Marie quitando los pies del regazo de Diego y poniéndolos en el suelo. Él se levantó con rapidez y miró a través de los cristales que daban a la redacción. Todos los empleados estaban asomados a las ventanas abiertas. Diego salió del despacho y se encontró con Nacho, que salía de su despacho al escuchar la algarabía de los empleados y las sirenas. Diego lo miró
- ¿Qué es lo que está pasando, Nacho?- le preguntó de mal talante- ¿hay alguna excusa para que todos los empleados estén fuera de su lugar de trabajo?
- Creo que si… - contestó Nacho con una risita- hay espectáculo gratuito querido Diego… y el protagonista no es nada mas ni nada menos que…¡Alvaro Aguilar!- dijo extendiendo los brazos por encima de su cabeza de forma teatral
- ¿Qué?- dijo Marie justo detrás de Diego
- Alvaro Aguilar se ha escapado de la cárcel…- Nacho los miró a los dos mientras hablaba- y está aquí, en Bulevar…
- Dios mio…- susurró Marie llevándose las manos al pecho
Diego no tardó ni dos segundos en reaccionar y comenzó a dar órdenes para que cerraran todas las puertas de Bulevar a cal y canto con tal de que si era verdad que Alvaro estaba allí, no pudiera escapar. Pero dudaba de que las palabras de Nacho fuesen certeras. Su hermano no podía ser tan increíblemente idiota como para escapar de la prisión y dirigirse de cabeza a las fauces del lobo, que lo devoraría sin piedad. Y menos con él y con Nacho allí… que pagaban rescate por ver su cabeza sobre una bandeja de plata…
- Ya he dado yo las órdenes, Diego..- dijo Nacho acercándose a él- ¿o creías que iba a desaprovechar la oportunidad de ver a ese perdedor arrastrándose a mis pies?
- Has sido tú quien ha llamado a la policía…- dijo Diego mirándolo y empezando a comprender- ¿y se puede saber quien te ha dicho que Alvaro estaba aquí?
- He sido yo…- dijo una voz a su lado y Diego se giró. Otra vez aquella chica que parecía saber todo lo que hacía Alvaro en cada momento..
- ¿Tú?- preguntó Diego mirándola
Ana no lo miró. Sólo tenía ojos para Nacho.- Las puertas principales están cerradas. Casi no me dejan entrar…¿habeis cerrado las traseras?
- Sólo hay una puerta trasera que da a rotativas..- intervino Marie- pero seguro que por ahí no puede entrar. Hay un guarda de seguridad apostado todo el día. Ya habrían dado la alarma…
- Eso significa que Alvaro no puede estar en el edificio…
Nacho miró a Ana con disgusto y luego miró a Diego.- ¿Y se va a ir sin ver a su dulce y amada Bea? No me lo creo
- Ah.. tu novia, no?- Diego se echó a reir- si, si, vamos… no sea que te roben al moscorrofio…
Fue demasiado rápido y Diego no vio venir el puño de Nacho que casi lo derribó al suelo. Marie corrió a ponerse delante de su amante para que no se devolviera, mientras por las ventanas abiertas llegaba el primer mensaje de la policía
- Alvaro Aguilar…le habla la policía… le tenemos rodeado… repito… le tenemos rodeado…salga con las manos en alto y ríndase. Todo será mejor para usted…
Álvaro se adentró mas en el edificio, mientras veía la planta extrañamente vacía. No se acordó de que era la hora del segundo turno de comida y que la mitad de los empleados estaban a punto de volver a sus puestos de trabajo. El corazón le latía pesadamente y le costaba respirar. La locura de sus acciones comenzaban a pasarle factura y durante varios minutos pensó en la seria posibilidad de dar media vuelta y salir corriendo de allí. Pero la cercanía de Bea no le dejaba marchar… aunque él siguiera repitiéndose que lo hacía por venganza, por devolverle aunque fuese un minuto del sufrimiento que ella le había ocasionado a él. No podía marcharse sin verla… o almenos intentarlo.. y si eso hacía que volviera a prisión…
No, eso nunca. Él no podía volver a aquel agujero inmundo que estaba acabando con su energía y con sus esperanzas. No podía volver ahora que habia probado de nuevo el sabor de la libertad… la libertad con condiciones, con sabor amargo…pero libertad al fin y al cabo.
- Don Álvaro… dios…¿es realmente usted?¿qué está haciendo aquí?
Las articulaciones de Alvaro se quedaron rígidas y por un momento, temió perder el equilibrio y caer de bruces al suelo. Pero apretó los dientes y luchó por no dejarse llevar por el pánico y se giró con lentitud. El guardia de seguridad le miraba con asombro.
El mismo guardia de seguridad que él había contratado años antes… el mismo guardia de seguridad que le había acompañado a la puerta en sus largas jornadas de trabajo, mientras se cercioraba de que nadie mas se quedaba en el edificio
- Tony.. me has asustado..- dijo intentando sonreir
- ¿Se ha escapado de la cárcel?- dijo Tony mirándolo casi con pena
- ¿Yo?- dijo Alvaro señalándose a si mismo- no…
- Don Alvaro, la policía está rodeando el edificio. Y lo están buscando a usted…
Un sudor frío apareció en el rostro de Alvaro y trastabilló sobre sus propios pies
- Pero… ¿cómo…?
- No se quien les ha avisado…pero debe salir de aquí…- el guardia se quitó la pistola de la guantera y se la adelantó. Alvaro la miró sin saber que hacer- tómela…tómela y salga de aquí. Yo se que usted es inocente. Siempre fue muy bueno con todos nosotros y se que mis compañeros estarían conmigo en este momento…
Alvaro tomó el arma con lentitud mientras se lo agradecía con la mirada, sin saber que decir
- No me diga nada y sálvese. Se que ha venido a buscar a la señorita Beatriz… - el guardia sonrió ante la expresión de asombro de Alvaro- ella bajó hace unos minutos..- señaló hacia una habitación cercana- está allí.. revisando la calidad de unas impresiones…
Y dicho esto, el guardia se alejó hacia el ascensor para subir a la recepción. Álvaro supo entonces que no daría la voz de alarma.. que le daría un margen para poder salir de allí. Miró hacia la habitación y su resolución, a pesar de la presencia de la policía en el exterior se hizo mas fuerte. Solo unos pasos lo separaban de ella… y ella ni siquiera se imaginaba que él estaba allí… tan cerca.

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