martes, 10 de junio de 2008

Capítulo 40

Gonzalo sonrió a Laura lo mas seductoramente que sabía cuando la camarera se alejó de la mesa, con la orden tomada. Laura lo miraba todo con curiosidad
- ¿Te gusta?- le preguntó Gonzalo intentando llamar su atención
- ¿Este es la mejor cafetería de Madrid?- preguntó ella alzando una ceja, mientras miraba a su alrededor y se fijaba en la decoración desvencijada del local
- Touché- le contestó él con un guiño malicioso- pero aunque no lo creas, si que es la mejor cafetería de Madrid..al menos ahora mismo lo es..
- ¿Ahora mismo?
- Si.. porque tu estás dentro de ella..
Laura no pudo evitar ruborizarse.- Mira que eres tonto..
- No soy tonto… es que estoy embobado mirándote..
Ella apretó los dientes, intentando no dejarse tentar por el coqueteo descarado de Gonzalo
- O dejas de decir sandeces, o te juro que me voy
- Vale, vale..- Gonzalo alzó las manos en señal de rendición- no quería incomodarte…
- Pues no lo estás consiguiendo..- contestó Laura
Ambos guardaron silencio al acercarse la camarera con las bebidas. Al marcharse, Laura miró a Gonzalo, mientras este daba un sorbo a su bebida
- ¿Porqué haces esto?- le preguntó directamente
- ¿Hacer el que?- por un momento, Gonzalo pareció descolocado
- Invitarme para intentar sonsacarme si soy de fiar o no…¿o te piensas que soy tonta?
Gonzalo la miró entre sorprendido y dolido. Era verdad que en un principio no se habia fiado de ella, pero ahora… ahora comenzaba a ser diferente.
- ¿De veras piensas eso?
- Tú mismo me lo dijiste… ¿no te acuerdas?
- No me fio de Nacho…- respondió él con sinceridad- y no puedo olvidar que fue él quien te contrató. No me creo que ese malnacido haga algo a favor de Alvaro.
- Que tu no te fies de Nacho, no significa que me tengas que meter a mi en el mismo saco...- respondió ella, algo cortante
- Ya no me fio de nadie… Laura- le dijo él mirándola fijamente- mi amigo está en la cárcel condenado a 15 años por una sarta de falsas acusaciones…. y no puedo fiarme de nadie… cuando nadie mueve un dedo para salvarle..
Laura lo miró y se maravilló de la pasión con la que hablaba de Alvaro Aguilar. Realmente quería a aquel hombre, y le dolía su falta de libertad. No pudo menos que sonreir
- Alvaro Aguilar tiene mucha suerte de tener un amigo como tú..
- No te creas…parte de la culpa de que esté ahí es mia… Jamás supe aconsejarle bien
Laura bebió de su taza y sonrió.- Todo saldrá bien..
- ¿Por qué estás tan segura?
- Bueno… no debería contarte esto…pero…
- ¿Pero que? – él la miró expectante- ¿ha pasado algo?
- Beatriz… tengo una cita con ella en Bulevar. Va a cambiar la declaración contra Alvaro… y creemos que será para bien..
Gonzalo la miró con el corazón en la garganta.- ¿Qué estás diciendo, Laura?
- Si tenemos suerte y ella cuenta la verdad…- siguió ella con una sonrisa- puede que Alvaro esté fuera en menos de un mes
- ¡Dios!- exclamó él levantándose de la silla- ¿estás segura de eso?
- ¡Claro!- ella le miró extrañada- ¿pero que te pasa?
Él cogió la chaqueta del respaldo de la silla y se la puso con rapidez, sacando su cartera para sacar un billete de 10
- Me tengo que ir…lo siento mucho… pero me tengo que ir..- y dicho esto, salió a la carrera, dejando a Laura allí, muy parada y sin saber que hacer
Alvaro observó a su primo inerte en el suelo y sintió que comenzaba a temblar. El corazón le martilleaba en el pecho, doliéndole en cada movimiento, en cada bocanada de aire.
Se agachó con cuidado y colocó dos dedos en la arteria del cuello, buscando, lleno de aprensión, el latido delator, que le tranquilizaría, que le dijera que seguía con vida, que se encontraba vivo.
Lo encontró y el alivio fue tan grande que amenazó con derrumbarlo.
- Lo siento hermano…lo siento. Ojalá algún día puedas entender porque lo he hecho…
Se puso en pie con lentitud, y cogiendo la ropa de Alejandro, se desnudó y se puso la ropa de su primo con la misma lentitud. Sus miembros no le respondían… y aunque sabía que debía darse prisa, no lograba hacer reaccionar a su cuerpo. La ropa le venía algo grande, pero no le importó. También tenia el pelo mas largo que Alejandro, y la barba mas espesa, pero no tenía tiempo para esas minucias. Con un poco de suerte, Martínez aún estaría distrayendo a los guardias y nadie lo vería salir.
Cogió de la mesa todos los objetos que su primo le había dado, y echándole una última mirada, se dirigió a la puerta, que Alejandro no habia cerrado del todo antes de entrar, sabiendo de antemano que si la cerraba, después nadie podría salir. Miró afuera y no vio a nadie, así que salió al pasillo, mirando hacia el suelo, y caminando con velocidad.
En la puerta, un guardia lo miró y Alvaro aminoró el paso para no levantar sospechas. Tras un largo minuto de incertidumbre, el guardia lo saludó con un movimiento de cabeza, y Alvaro, reprimiendo un suspiro de alivio, apresuró el paso de nuevo hasta llegar a la calle. Una vez allí, corrió, ya literalmente hacia el coche y metiéndose en él, lo puso en marcha en segundos. Pisó los pedales y salió chirriando ruedas del lugar, hacia la carretera principal.
Cuando perdió de vista el edificio de la cárcel, se alejó con rapidez hacia las afueras de la localidad, buscando, como le habían indicado, la zona industrial. Sentía el tacto del sol en la cara, a través de la luna delantera y sentía que flotaba… que en realidad no estaba allí. Por fin era libre… libre para tomar el sol… para reir, para llorar, para gritar de frustración. Porque a pesar de toda la euforia que sentía porque estaba libre, el grito de frustración le pugnaba por salir de la garganta.
Se lo tragó, como la euforia.. como todo. Alargó la mano y buscó el móvil en el bolsillo de su chaqueta, que aún no se habia podido quitar. Cuando lo sacó, buscó un número ya registrado y lo marcó.
- Lucía…- dijo al escuchar la voz al otro lado
- ¿Alvaro?- la voz de ella tembló
- Si… cuanto tiempo..¿no?
- ¿Estás bien?- preguntó ella asustada- ¿estás….?
- Si, estoy fuera Lucia. Al fin soy libre… la fase dos está acabada
- Por favor Alvaro… cuidate… cuidate mucho
- ¿Está todo ok?- preguntó él sin poder evitar sonreir
- Todo preparado
- Gracias.. Lucía. Te veo pronto
Dríade colgó el teléfono y no pudo evitar abrazarse a si misma, completamente metida en una nube de ilusión y felicidad. Alvaro colgó el móvil y lo metió de nuevo en el bolsillo para no olvidárselo. Aceleró hasta el límite de velocidad permitido y pronto cogió la salida de la autopista que lo llevaría a la zona de fábricas dónde tendría que cambiar de coche.
Jota y Cris llegaron a la oficina y saludaron a Driade que estaba sentada en su mesa. Se la veía algo agitada, pero ninguno de los dos, le prestó atención. Al llegar a la puerta del despacho, Jota abrió la puerta y Cris le abrazó sin entrar
- Me tengo que ir… he quedado a las cinco…
- ¿Me llamarás para contarme que tal?- le preguntó él
- Sabes que estas cosas son secreto de sumario…
- Yo puedo ser una tumba…- rió él
- Bueno.. yo te llamo y ya veremos…¿esta noche cocinas tu?
- Si eso te hace que me digas que pasará con Bea…- tanteó él
- No seas pesado..- Cris le dio un beso en los labios y se alejó de él de nuevo hacia el ascensor- no trabajes demasiado…
Jota sonrió y entró en el despacho. Tenia que preparar con sus abogados el desalojo de Bulevar. Aquel sería el último día de Diego en aquella revista.

No hay comentarios: