martes, 10 de junio de 2008

Capítulo 30

El camarero dejó la taza con el café y el vaso de zumo de naranja delante de Saymi y Sara y desapareció sin decir nada. Sara echó azúcar en su café, mientras miraba a Saymi que bebía de su vaso
- Están las cosas mal, verdad?- preguntó Sara
- Del color de hormiga…- afirmó Saymi- aunque la opa sigue su curso y Diego no podrá hacer nada por evitarla, las cosas con Alvaro van de mal en peor. Y con Francisco enfermo y Alvaro en la cárcel, el patrimonio de los Aguilar realmente está en peligro
- Si de verdad Beatriz ha ido a ver a Alvaro y ha solicitado un vis a vis, debe ser porque quizás, ha cambiado de idea con respecto a su declaración en el juicio- aventuró Sara
- ¿Y de que le serviría ahora si ya le han condenado a 15 años?
- No se…- contestó Sara con voz triste- pero me da la sensación de estar fracasando..
- No Sara… no pienses eso- dijo cogiéndole las manos- se que para ti fue duro quedarte en Bulevar cuando Benito se marchó y mas cuando no creías en nada de lo que quedaba aquí…
- No podía dejarte sola en esto…
- Lo se..- Saymi sonrió- y no sabes lo mucho que te lo agradezco.
Pero no digas que estamos fracasando. Poco a poco todo estará en su lugar… y nosotras podremos decir que hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para ayudar a conseguirlo..
- ¿Pero que vamos a hacer con Nacho? Él está detrás de muchas de las jugarretas oscuras de Diego… ¿cómo lo hacemos para descubrirlo?
- Paso a paso Sara… estoy segura de que caerá por su propio peso… Por lo pronto, vamos a hacer que de repente Francisco no tenga dinero para que Diego le chantajee mas. Y si Diego piensa que ya no tiene dinero, tendrá todavía mas las manos atadas
- Si.. – afirmó Sara- pero sigo pensando que Alvaro debería saber la verdad sobre la descendencia de Diego.
- No es el momento…- dijo Saymi seria- y aunque piense lo mismo que tu, debemos respetar la decisión de Francisco.
- ¿Y que vamos a hacer con Bea?
Saymi se lo pensó un momento antes de contestar.- Creo que tendremos que hablar con ella. Me da la sensación de que las cosas han cambiado… y necesitamos saber de que parte está. Si Bea puede ayudarnos, es seguro que tenemos muchos puntos para ganar esta guerra..
Sara fue a contestar, cuando apareció Miguel, el marido de Saymi que venia a buscarla. Las dos se levantaron
- Hola chicas.. ¿ llego demasiado pronto?- preguntó él
- No..claro que no- Saymi miró a sara tras saludar a su marido- nos vemos mañana y seguimos hablando…pero de verdad… no te preocupes.
- Esta bien…- Sara sonrió- ya pago yo esto.. mañana me invitas tu a desayunar
- Eso está hecho…- Saymi se giró hacia Miguel- ¿nos vamos?
- Claro..- miró a Sara- hasta luego Sara.. nos vemos
Sara levantó la mano a modo de despedida y se quedó mirando como se iban. No tenia el positivismo de Saymi, pero esperaba que tuviera razón y que todo acabase como tenia que acabar.
Llegó la mañana siguiente y Anguila llegó a su puesto de trabajo acompañado de Nuri. Ella habia ido a buscarlo a la salida de la prisión y le habia llevado al trabajo. Los dos estaban felices de poder pasar tanto tiempo juntos y no se molestaban en ocultarlo. En aquellos momentos estaban haciéndose arrumacos en el vestíbulo sin hacer caso de nadie.
Asi fue como los encontró Alejandro cuando llegó para ver a su hermana aquella mañana. Carraspeó para que le dejaran pasar, puesto que estaban ocupando toda la puerta. La pareja se separó sobresaltada
- ¡Cooooñoooooo!- exclamó Anguila al verle- ¡Alvaro, tio, como demonios……??
- No soy Alvaro…- le cortó Alejandro antes de que prosiguiera. Y ante la expresión atónita de Anguila, le ofreció la mano- soy Alejandro Garcia.. el primo de Alvaro. Y tu debes ser….
- Hostia, yo soy el Anguila..¿de verdad que no eres el marquesito?- le miró con desconfianza
Alejandro se echó a reir.- No, no… de verdad que soy su primo… ¿de que le conoces?
- Soy su compañero de celda…- dijo aún no muy convencido
- ¿En serio?- Ale le miró asombrado- que casualidad…
- Es una historia algo larga…- intervino Nuri algo nerviosa. El dia anterior habían faltado y hoy ya llegaban tarde. Miró a su novio- cariño.. yo me subo.. tu no te muevas de aquí, vale?
- Vale churry..- dijo poniendo cara de tonto al mirarla. Nuri le acarició una mejilla y le sonrió. Se alejó hacia el ascensor y Alejandro se quedó a solas con el Anguila. Éste lo miró con desconfianza
- Tio.. como te pareces al marquesito… joder, cuando él me habló de ti, no me dijo que érais como los gemelos esos que nacen de dos en dos…
Alejandro lo miró asombrado.- ¿Te ha hablado de mi?
- Si…- el Anguila hizo una pausa y se acercó mas a Alejandro- me dijo que me pusiera en contacto contigo
Alejandro se puso en tensión. Posiblemente aquel hombre era el contacto de Alvaro con el exterior.. pero no dijo sus sospechas en voz alta. Prefirió hablar primero con Gonzalo.
- Pues nos mantendremos en contacto entonces…- le miró, serio- primero he de verificar que eres quien dices ser.
Anguila no le respondió. Pero asintió con la cabeza, imitando su expresión seria. Alejandro se despidió con una ligera inclinación de cabeza y se dirigió hacia el ascensor por donde momentos antes se
habia marchado Nuri.

En cuanto las puertas se cerraron, Alejandro frunció el ceño. Su primo confiaba en aquel hombre, pero a él le daba que pensar si era por absoluta confianza o porque realmente no tenia a nadie mas. Se estaban jugando mucho con todo aquello y todos lo sabían. Ni Alvaro ni Alejandro habían tenido tiempo de hablar, pues sólo le habia visto tras aquel fatídico vis a vis con Beatriz, pero los dos se conocían lo suficiente como para saber que pasos dar y como darlos. La figura del Anguila dentro y fuera de la cárcel, pudiendo entrar y salir, les beneficiaba mucho mas de lo que jamás hubieran creído. Pero Alejandro necesitaba estar seguro de él antes de poner la vida de tanta gente en sus manos.
Cuando el ascensor se abrió, se dirigió con rapidez al despacho de su hermana. Habia cosas que debía comenzar a encauzar, y la seguridad de su familia era lo primero. En su recorrido al despacho, vio a Dríade sentada en su mesa y recordó que allí habia sido la primera vez donde la habia visto. Ella abrió mucho los ojos al verle, pero no le dijo nada.
Y Alejandro entró en el despacho sin tan siquiera volver a mirarla.

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