Alvaro aminoró la velocidad cuando divisó el otro coche color rojo aparcado junto a una calle abandonada al lado de una fábrica. Condujo despacio hacia esa misma calle y aparcó junto a unos matorrales, que sobresalían en la calzada. No ocultaba el coche, pues el plan no era precisamente que lo ocultara, sino que huyera rápidamente con el otro. Corrió hacia el que le había dejado el Anguila y montó en él, dándose cuenta de que las llaves, efectivamente, estaban puestas. Lo puso en marcha y cogiendo el mapa que estaba guardado en la guantera, salió de allí con la primera puesta, guardándose las ganas de salir a la carrera, chirriando ruedas. El miedo hincaba sus garras poco a poco, desgarrándole el alma, y mientras salía de la zona industrial y se incorporaba a la carretera, no pudo evitar que su mente comenzara a divagar…. amenazando con destrozar su coraje y su determinación.
Se había convertido en un prófugo… un prófugo que tendría que huir el resto de su vida si no quería regresar a aquella sucia celda que lo había menguado hasta convertirlo en casi una sombra de lo que había sido. Ahora jamás podría volver a tener una vida normal, poder tener una casa, una familia… una estabilidad…Por vez primera desde que habían planeado su fuga, se preguntó si fugarse realmente merecía la pena. Aquel pensamiento abrió una nueva herida en su interior y una sonrisa cínica se dibujó en su rostro. Demasiado tarde para arrepentirse… ya era demasiado tarde para volver atrás. Jamás iba a volver a ver a su padre, ni a Gonzalo, ni a nadie de sus amigos… Y por supuesto… jamás volvería a verla.. a ella… a la mujer que lo había destrozado hasta casi rozar la locura. Apretó los puños sobre el volante y se mordió los labios. Tendría que sentirse aliviado de la sola idea de no volver a verla… pero no. El corazón se le desgarraba con tan solo pensar que no volvería a verla… que no podría perderse en sus preciosos ojos, ni volvería a escuchar su risa.. ni volvería a sentir mariposas en el estómago porque la tenía cerca.. tanto que podía olerla, sentirla, acariciarla…
- ¡Dios!- exclamó golpeando el volante.
Debería odiarla, detestarla, desterrarla de su vida. Y darse cuenta de que era tarea imposible, hacía que se odiara a si mismo, que se detestara. Pero no podía evitarlo… era mas fuerte que él. La certeza de que jamás volvería a tenerla delante le amenazaba con hacerle llorar como un niño y sin darse prácticamente cuenta, cogió la primera salida que se le presentó de vuelta a Madrid.
Necesitaba verla. Aunque fuese una última vez… aunque fuese simplemente para decirle que no había podido con él.. que era libre. Que al fin volvía a ser libre. Sería un momento.. subir a su despacho y bajar… o mejor, esperarla en la puerta de Bulevar. Que ella lo viera, que sintiera su fracaso.. que supiera que él no iba a estar mas encerrado. Esa idea le hizo sonreir de placer.. la golpearía con las mismas armas… y aceleró el coche, intentando borrar de su corazón, el latido traicionero de la alegría simple de volverla a ver…. una vez mas.. una sola vez.. y grabarse a fuego en el alma su rostro.. hasta el fin de sus días.
Gonzalo llegó a la puerta de la prisión y frenó en seco, bajando del coche al segundo siguiente. Corrió hacia el interior y se detuvo de golpe, al ver el despliegue de agentes de seguridad y de policía que había en el interior. Había llegado tarde.. demasiado tarde. Un escalofrío le recorrió cuando vio al Samur arrastrar una camilla directamente hacia dónde él se encontraba…¿Qué había pasado?
- No…dios santo, no..- susurró al reconocer a Alejandro inmóvil sobre la camilla. Se abalanzó sobre él, llamándolo, pero un guardia de seguridad lo detuvo
- Está muy grave..- susurró una voz a sus espaldas y Gonzalo se giró con rapidez al reconocer la voz de la ayudante de la jueza
- ¿Qué.. que ha pasado?- preguntó sin atreverse a hacerlo
- El preso… Aguilar… le golpeó y huyó con sus ropas… no sabemos nada mas- dijo ella un tanto incómoda por la expresión de desconcierto de Gonzalo
- ¿Qué le golpeó?- Gonzalo sintió un sudor frío- dios santo…- se revolvió el pelo, desesperado- pero…¿cómo?- era una pregunta casi para si mismo que para los demás y se dio cuenta de que la chica no podría contestársela. La miró- ¿dónde se lo llevan?
- Al hospital del norte. Esperemos que llegue con vida… el golpe ha sido muy fuerte…
Gonzalo se dirigió a la puerta llevado por la desesperación. Los camilleros metían a Alejandro en la ambulancia que al llegar no había visto y por un momento, Gonzalo se sintió tan perdido que no supo que hacer. Se detuvo, mirando como los camilleros hacían su trabajo, sin poder entender porque Alvaro había hecho aquello… porque había golpeado a Alejandro… ¿Por qué? Vio un coche llegar y vio a Laura bajar del mismo. A ella se le oscureció el semblante al verlo
- ¿Qué haces aquí?- le preguntó al llegar a su altura
Él la miró un momento sin poder reaccionar
- Tenía que venir a recoger a Lucía…- dijo casi sin pensar
- Ya..- ella desvió la vista- te has enterado ya..¿no?
Gonzalo no contestó. Sentía un peso enorme en su interior.. un peso que le impedía pensar.. incluso respirar. Pero Laura no esperó su respuesta
- No me puedo creer que se haya escapado….- suspiró, vencida- no solo ha tirado por tierra la posibilidad de salir el libertad condicional.. sino que encima, ha sumado un nuevo delito a su ya alargada colección...
- Pero…¿Cómo…..?- Gonzalo se detuvo y guardó silencio. De nada le serviría preguntar en voz alta… porque nadie tendría respuestas.. y él necesitaba estar lo mas limpio posible... Alejandro le iba a necesitar
- ¿Tú sabías algo..?- le preguntó Laura en aquel momento
Él la miró asombrado.- ¿De qué? ¿De que mi amigo iba a golpear a mi otro amigo?
Laura no contestó ante el tono dolorido de Gonzalo. En ese momento le sonó el móvil y miró dentro de su bolso. Cuando lo encontró, miró la pantalla y luego volvió a mirar a Gonzalo
- Necesitaré tenerte localizado…- le dijo sintiéndose mal por la expresión de angustia de su cara
Gonzalo señaló la ambulancia- Estaré en el hospital…
Laura afirmó con la cabeza, deseosa de ofrecerle algo de consuelo, decirle algo mas… pero el móvil seguía sonando. Le ofreció una mirada de disculpa y se alejó para contestar la llamada
- A ver… Ana…¿se ha quemado la casa o es que no encuentras el mando de la tele?- dijo de mal talante
- Joder hija… cuando te levantas de malas, te levantas de malas…- respondió su hermana pequeña
- ¿Me vas a decir que te pasa?- Laura estaba del suficiente mal humor como para no soportar ni el mas minimo comentario. Sólo quería estar con Gonzalo…. y no poder estar, la ponía de peor humor
- Voy de camino a Bulevar…¿ a que hora tenías que estar ahí?
- ¿Y tú como sabes que yo tenía que estar en Bulevar?- dijo Laura extrañada
- Me lo ha dicho tu secretaria…- contestó Ana con sencillez
- Ah…- Laura se mordió los labios. Tenia que avisar a Beatriz de que la entrevista no se iba a poder realizar…dios! ¿Por qué tenia que complicarse tanto las cosas?- pues no voy a ir, Ana
- ¿Y eso porque?
- Porque las cosas se han complicado…. Alvaro Aguilar se escapó de la cárcel
- ¿Qué?- Ana se detuvo al escuchar la noticia- ¿Qué es lo que estás diciendo?
- Mira Ana, ahora no puedo…luego hablamos…- y le colgó el teléfono sin darle tiempo a que respondiera. Mas tarde ya se lo explicaría todo.. o lo que pudiera explicarle. Se giró al escuchar el chirrido de las ruedas de un coche y vio llegar a Cris pegando un frenazo. Salió del coche y la miró. Y sin pronunciar palabra, las dos entraron en la penintenciaria.
Se había convertido en un prófugo… un prófugo que tendría que huir el resto de su vida si no quería regresar a aquella sucia celda que lo había menguado hasta convertirlo en casi una sombra de lo que había sido. Ahora jamás podría volver a tener una vida normal, poder tener una casa, una familia… una estabilidad…Por vez primera desde que habían planeado su fuga, se preguntó si fugarse realmente merecía la pena. Aquel pensamiento abrió una nueva herida en su interior y una sonrisa cínica se dibujó en su rostro. Demasiado tarde para arrepentirse… ya era demasiado tarde para volver atrás. Jamás iba a volver a ver a su padre, ni a Gonzalo, ni a nadie de sus amigos… Y por supuesto… jamás volvería a verla.. a ella… a la mujer que lo había destrozado hasta casi rozar la locura. Apretó los puños sobre el volante y se mordió los labios. Tendría que sentirse aliviado de la sola idea de no volver a verla… pero no. El corazón se le desgarraba con tan solo pensar que no volvería a verla… que no podría perderse en sus preciosos ojos, ni volvería a escuchar su risa.. ni volvería a sentir mariposas en el estómago porque la tenía cerca.. tanto que podía olerla, sentirla, acariciarla…
- ¡Dios!- exclamó golpeando el volante.
Debería odiarla, detestarla, desterrarla de su vida. Y darse cuenta de que era tarea imposible, hacía que se odiara a si mismo, que se detestara. Pero no podía evitarlo… era mas fuerte que él. La certeza de que jamás volvería a tenerla delante le amenazaba con hacerle llorar como un niño y sin darse prácticamente cuenta, cogió la primera salida que se le presentó de vuelta a Madrid.
Necesitaba verla. Aunque fuese una última vez… aunque fuese simplemente para decirle que no había podido con él.. que era libre. Que al fin volvía a ser libre. Sería un momento.. subir a su despacho y bajar… o mejor, esperarla en la puerta de Bulevar. Que ella lo viera, que sintiera su fracaso.. que supiera que él no iba a estar mas encerrado. Esa idea le hizo sonreir de placer.. la golpearía con las mismas armas… y aceleró el coche, intentando borrar de su corazón, el latido traicionero de la alegría simple de volverla a ver…. una vez mas.. una sola vez.. y grabarse a fuego en el alma su rostro.. hasta el fin de sus días.
Gonzalo llegó a la puerta de la prisión y frenó en seco, bajando del coche al segundo siguiente. Corrió hacia el interior y se detuvo de golpe, al ver el despliegue de agentes de seguridad y de policía que había en el interior. Había llegado tarde.. demasiado tarde. Un escalofrío le recorrió cuando vio al Samur arrastrar una camilla directamente hacia dónde él se encontraba…¿Qué había pasado?
- No…dios santo, no..- susurró al reconocer a Alejandro inmóvil sobre la camilla. Se abalanzó sobre él, llamándolo, pero un guardia de seguridad lo detuvo
- Está muy grave..- susurró una voz a sus espaldas y Gonzalo se giró con rapidez al reconocer la voz de la ayudante de la jueza
- ¿Qué.. que ha pasado?- preguntó sin atreverse a hacerlo
- El preso… Aguilar… le golpeó y huyó con sus ropas… no sabemos nada mas- dijo ella un tanto incómoda por la expresión de desconcierto de Gonzalo
- ¿Qué le golpeó?- Gonzalo sintió un sudor frío- dios santo…- se revolvió el pelo, desesperado- pero…¿cómo?- era una pregunta casi para si mismo que para los demás y se dio cuenta de que la chica no podría contestársela. La miró- ¿dónde se lo llevan?
- Al hospital del norte. Esperemos que llegue con vida… el golpe ha sido muy fuerte…
Gonzalo se dirigió a la puerta llevado por la desesperación. Los camilleros metían a Alejandro en la ambulancia que al llegar no había visto y por un momento, Gonzalo se sintió tan perdido que no supo que hacer. Se detuvo, mirando como los camilleros hacían su trabajo, sin poder entender porque Alvaro había hecho aquello… porque había golpeado a Alejandro… ¿Por qué? Vio un coche llegar y vio a Laura bajar del mismo. A ella se le oscureció el semblante al verlo
- ¿Qué haces aquí?- le preguntó al llegar a su altura
Él la miró un momento sin poder reaccionar
- Tenía que venir a recoger a Lucía…- dijo casi sin pensar
- Ya..- ella desvió la vista- te has enterado ya..¿no?
Gonzalo no contestó. Sentía un peso enorme en su interior.. un peso que le impedía pensar.. incluso respirar. Pero Laura no esperó su respuesta
- No me puedo creer que se haya escapado….- suspiró, vencida- no solo ha tirado por tierra la posibilidad de salir el libertad condicional.. sino que encima, ha sumado un nuevo delito a su ya alargada colección...
- Pero…¿Cómo…..?- Gonzalo se detuvo y guardó silencio. De nada le serviría preguntar en voz alta… porque nadie tendría respuestas.. y él necesitaba estar lo mas limpio posible... Alejandro le iba a necesitar
- ¿Tú sabías algo..?- le preguntó Laura en aquel momento
Él la miró asombrado.- ¿De qué? ¿De que mi amigo iba a golpear a mi otro amigo?
Laura no contestó ante el tono dolorido de Gonzalo. En ese momento le sonó el móvil y miró dentro de su bolso. Cuando lo encontró, miró la pantalla y luego volvió a mirar a Gonzalo
- Necesitaré tenerte localizado…- le dijo sintiéndose mal por la expresión de angustia de su cara
Gonzalo señaló la ambulancia- Estaré en el hospital…
Laura afirmó con la cabeza, deseosa de ofrecerle algo de consuelo, decirle algo mas… pero el móvil seguía sonando. Le ofreció una mirada de disculpa y se alejó para contestar la llamada
- A ver… Ana…¿se ha quemado la casa o es que no encuentras el mando de la tele?- dijo de mal talante
- Joder hija… cuando te levantas de malas, te levantas de malas…- respondió su hermana pequeña
- ¿Me vas a decir que te pasa?- Laura estaba del suficiente mal humor como para no soportar ni el mas minimo comentario. Sólo quería estar con Gonzalo…. y no poder estar, la ponía de peor humor
- Voy de camino a Bulevar…¿ a que hora tenías que estar ahí?
- ¿Y tú como sabes que yo tenía que estar en Bulevar?- dijo Laura extrañada
- Me lo ha dicho tu secretaria…- contestó Ana con sencillez
- Ah…- Laura se mordió los labios. Tenia que avisar a Beatriz de que la entrevista no se iba a poder realizar…dios! ¿Por qué tenia que complicarse tanto las cosas?- pues no voy a ir, Ana
- ¿Y eso porque?
- Porque las cosas se han complicado…. Alvaro Aguilar se escapó de la cárcel
- ¿Qué?- Ana se detuvo al escuchar la noticia- ¿Qué es lo que estás diciendo?
- Mira Ana, ahora no puedo…luego hablamos…- y le colgó el teléfono sin darle tiempo a que respondiera. Mas tarde ya se lo explicaría todo.. o lo que pudiera explicarle. Se giró al escuchar el chirrido de las ruedas de un coche y vio llegar a Cris pegando un frenazo. Salió del coche y la miró. Y sin pronunciar palabra, las dos entraron en la penintenciaria.
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