Susana paró el coche en el aparcamiento al lado de la prisión y rió de nuevo al ver que Pheebs salía como una exhalación del coche. Habia estado todo el camino hablando sin parar de si tendrían la suerte de ver a Alejandro por allí, y la verdad es que había contagiado a su amiga con los nervios y la tensión del momento. Se bajó del coche y la siguió hacia la entrada, sin poder parar de reir
- Venga va, cosi… parece que hoy te has tragado una tortuga…- protestó Pheebs caminando hacia atrás y mirándola
- Vamos Di… no seas infantil. Hemos llegado con tiempo de sobra. Si Alejandro ha venido, que sigo dudándolo muy mucho, te aseguro que aún estará en la sala de espera
- ¡Pues con mayor motivo! Así le hacemos compañía…- puso morritos- venga Sue… espabila!
- Ya va….- aceleró el paso, mas que nada para no seguir escuchándola y las dos entraron en el edificio. En seguida se dieron cuenta de la falta de agentes de seguridad
- ¿Qué ocurre aquí?- preguntó Susana algo alarmada
Pheebs se adelantó y miró cerca del locutorio. Tampoco había nadie allí. Se giró hacia Susana
- No hay nadie Sue…¿Qué demonios está pasando?
Susana no le contestó. Un presentimiento le estaba parando el corazón, al mismo tiempo que un escalofrío le subía por la columna vertebral. Algo no iba bien allí… y algo le decía que no le iba a gustar lo que se iba a encontrar. Tras mirar una vez mas a Pheebs, que estaba a su lado sin saber que hacer, corrió hacia la sala de las visitas, dónde se solían celebrar los vis a vis. Su amiga la siguió casi a la carrera, sin entender dónde se dirigía y porque. Pero ya estaba prácticamente tan asustada como Susana.
Al llegar a la puerta verde, las dos amigas se detuvieron de golpe. Estaba abierta
- ¿Qué…?- empezó Pheebs
Susana la cortó con un gesto para que guardara silencio y lentamente, abrió mas la puerta para ver el interior. Lo que vio, hizo que ahogara un grito
- Dios…!- fue Pheebs la que soltó la exclamación. Susana entró rápidamente en la sala y se agachó al lado de Alejandro. Su amiga la siguió
- ¿Quién es, cosi?- preguntó la ayudante visiblemente nerviosa
Alejandro estaba tendido boca abajo, inmóvil, con la parte baja de la nuca ensangrentada. Susana lo movió un poco, lo suficiente para verle la cara y se tapó la boca con la mano, impresionada.
- ¿Quién es, Sue? ¡Por dios!- pidió Pheebs
- Es Alejandro… dios…. es Alejandro…-lo había conocido enseguida.. a pesar del parecido, a pesar de la barba, de la palidez de su piel… le había conocido porque su corazón había saltado en el pecho, le había gritado que era él. Miró a su amiga con los ojos anegados en lágrimas- llama a una ambulancia y da la alarma Di.. el preso Aguilar ha escapado y ha dejado un herido…- al ver que Pheebs no reaccionaba, la cogió por un brazo y la zarandeó- ¡reacciona Di, necesito que reacciones! ¡Llama a una ambulancia!
- ¿Está… está vivo?
Susana miró a Alejandro, con las lágrimas de miedo resbalándole por las mejillas
- No lo se…dios… no se nada…- se levantó, buscando frenéticamente el móvil en el bolsillo de su chaqueta. Cuando se lo encontró, se lo tendió a Pheebs que enseguida marcó el teléfono de emergencias y corrió hacia la puerta
- ¡Pepeeeeee!¡Muñooooooooz!- gritó la ayudante saliendo de la sala- ¿Dónde estáis?¡Preso fugado!¡Preso fugado!
Pronto acudieron varios guardias que aún seguían refrenando las peleas del interior del módulo. El caos se desató en cuestión de segundos… mientras que Susana lo único que pudo hacer fue quedarse al lado del cuerpo de Alejandro y caer sentada en el suelo, asustada. En sus años de jueza, jamás se habia dejado llevar por sus sentimientos personales… pero ahora era distinto. Ver a Alejandro en el suelo, ensangrentado, casi estaba acabando con ella. Jamás se pudo imaginar que le afectara tanto… que se le hubiera metido tan y tan dentro en tan poco tiempo… pero así era.
Y pasase lo que pasase en aquellos momentos no tenia coraje para enfrentarse a la realidad, ni de hacer nada que no fuese estar inmóvil a su lado, tocándolo… como si con tocarla, retuviera la poca vida que le pudiera quedar
- Por favor… aguanta…. no te puedes ir… tienes que aguantar..dios…- se balanceó sobre sus rodillas, rayando la desesperación, al ver que no llegaba nadie… Todo el mundo estaba pendiente de la fuga de Alvaro Aguilar.
Cayetana abrió la puerta de su apartamento y dejó entrar a Richard y a Daniel con una sonrisa. Le habían llamado hacia poco para decirle que pasarían a tomar café y a hablar con ella. Caye no sabía que le querrían decir, pero la presencia de sus amigos, siempre era bienvenida. Y mas a aquellas alturas de su vida…. cuando habia perdido Bulevar definitivamente… y su vida se habia quedado completamente vacía. Richard la abrazó en cuanto cruzó la puerta
- Ay mi niña….¿cómo estás?- le preguntó, preocupado
Ella se dirigió al sofá mientras le pedía a Daniel con un gesto que cerrara la puerta. Los dos amigos la siguieron y se sentaron junto a ella
- Pues estoy perdida, chicos… me siento perdida…He perdido lo que daba sentido a mi vida… y ya no se que hacer con ella….
- Tienes muchas cosas que hacer con tu vida, Caye…- le dijo Daniel cogiéndole una mano para ofrecerle consuelo
- ¿Si? No puedo chicos… no me veo trabajando en otra empresa… no tengo fuerzas para nuevos retos.. para luchar por algo que no sea mio..
- Por lo pronto te vienes a New York con nosotros!- soltó Richard de golpe
Cayetana lo miró sin entender.- ¿A New York?- su mirada, al darse cuenta de lo que significaban las palabras de Richard, se llenó de dolor- ¿os vais a New York?
- Le han ofrecido a Dani llevar una sucursal del banco…y hemos aceptado!- contestó su amigo, feliz
El golpe lo acusó tanto, que Caye se encogió por dentro. Ahora no podía perderlos… ahora no. Pero la vida se empeñaba en darle una patada tras otra. Bajó la mirada sin saber que decir. No podía decirles que no se alegraba… porque era demasiado egoísta… y ellos no se lo merecían. Pero Richard la conocía demasiado bien
- Caye… chiquilla…¿es que no me has oído?¡Que te vienes con nosotros!
Cayetana miró a su amigo aún sin entender.- ¿Y que voy a hacer yo en New York?
- Pues mira… de entrada venirte con nosotros de compras, y a ayudarnos a buscar un piso… que con mas glamour que tu, no hay nadie…
Caye sonrió ante la intentona de su amigo
- Richard, yo…
- ¡No hay peros que valgan! Te vienes… y mientras nos ayudas, decides que hacer con tu vida…¿Quién sabe? Alomejor Woman, o Vanity Fair… o alguna de estas revistas, descubren la maravillosa profesional que hay en ti…
Cayetana no pudo negarse. Era la solución soñada… aunque estuviera huyendo.. aunque se muriera por la sola idea de separarse de Jota…¿y que mas daba? Jota ya no quería saber nada de ella.. y ella tenia que empezar de cero. Él se la había devuelto… tanto que la habia destrozado por dentro
- Está bien..- rió sin alegría- me habeis convencido…
Los dos amigos la abrazaron con fuerza
- Pues date prisa.. nos vamos en dos días…
- ¿Dos días?- Cayetana los miró sobresaltada- ¡pero si no hay tiempo para nada!
- ¿Dos días para que?- preguntó Bárbara saliendo de su habitación
Los tres amigos se miraron.- Nos vamos a New York, pony..- le contestó Richard
- ¿A New York?- preguntó ella inocentemente- ¿y os vais sin mi?
Los tres amigos se miraron y tras un acuerdo mutuo silencioso, la miraron a ella
- Claro que no, Barbara…- le dijo Caye- tú te vienes con nosotros
Barbara emitió un chillido infantil de alegría y corrió hacia ellos para abrazarlos. Tras el efusivo abrazo, los miró
- ¿Me puedo llevar al gremlin?- les preguntó
- Nooooooo- exclamaron todos al unísono. Pero al ver la cara de pena de Bárbara, Richard la cogió del rostro
- Vamos Pony… él tiene que estar aquí… luego ya podréis estar juntos…
Ella agachó un poco la cabeza.- Total… si no me hace caso…dijo que me llamaría y no lo ha hecho…
- Pues que te eche de menos..- le dijo Daniel- que aprenda…
Bárbara sonrió ampliamente.- Vale…pues que aprenda
Los tres amigos sonrieron mirándola. Lo habían decidido a último momento que Barbara los acompañara… pero sabía que su vida no habría sido lo mismo sin ella.
- Venga va, cosi… parece que hoy te has tragado una tortuga…- protestó Pheebs caminando hacia atrás y mirándola
- Vamos Di… no seas infantil. Hemos llegado con tiempo de sobra. Si Alejandro ha venido, que sigo dudándolo muy mucho, te aseguro que aún estará en la sala de espera
- ¡Pues con mayor motivo! Así le hacemos compañía…- puso morritos- venga Sue… espabila!
- Ya va….- aceleró el paso, mas que nada para no seguir escuchándola y las dos entraron en el edificio. En seguida se dieron cuenta de la falta de agentes de seguridad
- ¿Qué ocurre aquí?- preguntó Susana algo alarmada
Pheebs se adelantó y miró cerca del locutorio. Tampoco había nadie allí. Se giró hacia Susana
- No hay nadie Sue…¿Qué demonios está pasando?
Susana no le contestó. Un presentimiento le estaba parando el corazón, al mismo tiempo que un escalofrío le subía por la columna vertebral. Algo no iba bien allí… y algo le decía que no le iba a gustar lo que se iba a encontrar. Tras mirar una vez mas a Pheebs, que estaba a su lado sin saber que hacer, corrió hacia la sala de las visitas, dónde se solían celebrar los vis a vis. Su amiga la siguió casi a la carrera, sin entender dónde se dirigía y porque. Pero ya estaba prácticamente tan asustada como Susana.
Al llegar a la puerta verde, las dos amigas se detuvieron de golpe. Estaba abierta
- ¿Qué…?- empezó Pheebs
Susana la cortó con un gesto para que guardara silencio y lentamente, abrió mas la puerta para ver el interior. Lo que vio, hizo que ahogara un grito
- Dios…!- fue Pheebs la que soltó la exclamación. Susana entró rápidamente en la sala y se agachó al lado de Alejandro. Su amiga la siguió
- ¿Quién es, cosi?- preguntó la ayudante visiblemente nerviosa
Alejandro estaba tendido boca abajo, inmóvil, con la parte baja de la nuca ensangrentada. Susana lo movió un poco, lo suficiente para verle la cara y se tapó la boca con la mano, impresionada.
- ¿Quién es, Sue? ¡Por dios!- pidió Pheebs
- Es Alejandro… dios…. es Alejandro…-lo había conocido enseguida.. a pesar del parecido, a pesar de la barba, de la palidez de su piel… le había conocido porque su corazón había saltado en el pecho, le había gritado que era él. Miró a su amiga con los ojos anegados en lágrimas- llama a una ambulancia y da la alarma Di.. el preso Aguilar ha escapado y ha dejado un herido…- al ver que Pheebs no reaccionaba, la cogió por un brazo y la zarandeó- ¡reacciona Di, necesito que reacciones! ¡Llama a una ambulancia!
- ¿Está… está vivo?
Susana miró a Alejandro, con las lágrimas de miedo resbalándole por las mejillas
- No lo se…dios… no se nada…- se levantó, buscando frenéticamente el móvil en el bolsillo de su chaqueta. Cuando se lo encontró, se lo tendió a Pheebs que enseguida marcó el teléfono de emergencias y corrió hacia la puerta
- ¡Pepeeeeee!¡Muñooooooooz!- gritó la ayudante saliendo de la sala- ¿Dónde estáis?¡Preso fugado!¡Preso fugado!
Pronto acudieron varios guardias que aún seguían refrenando las peleas del interior del módulo. El caos se desató en cuestión de segundos… mientras que Susana lo único que pudo hacer fue quedarse al lado del cuerpo de Alejandro y caer sentada en el suelo, asustada. En sus años de jueza, jamás se habia dejado llevar por sus sentimientos personales… pero ahora era distinto. Ver a Alejandro en el suelo, ensangrentado, casi estaba acabando con ella. Jamás se pudo imaginar que le afectara tanto… que se le hubiera metido tan y tan dentro en tan poco tiempo… pero así era.
Y pasase lo que pasase en aquellos momentos no tenia coraje para enfrentarse a la realidad, ni de hacer nada que no fuese estar inmóvil a su lado, tocándolo… como si con tocarla, retuviera la poca vida que le pudiera quedar
- Por favor… aguanta…. no te puedes ir… tienes que aguantar..dios…- se balanceó sobre sus rodillas, rayando la desesperación, al ver que no llegaba nadie… Todo el mundo estaba pendiente de la fuga de Alvaro Aguilar.
Cayetana abrió la puerta de su apartamento y dejó entrar a Richard y a Daniel con una sonrisa. Le habían llamado hacia poco para decirle que pasarían a tomar café y a hablar con ella. Caye no sabía que le querrían decir, pero la presencia de sus amigos, siempre era bienvenida. Y mas a aquellas alturas de su vida…. cuando habia perdido Bulevar definitivamente… y su vida se habia quedado completamente vacía. Richard la abrazó en cuanto cruzó la puerta
- Ay mi niña….¿cómo estás?- le preguntó, preocupado
Ella se dirigió al sofá mientras le pedía a Daniel con un gesto que cerrara la puerta. Los dos amigos la siguieron y se sentaron junto a ella
- Pues estoy perdida, chicos… me siento perdida…He perdido lo que daba sentido a mi vida… y ya no se que hacer con ella….
- Tienes muchas cosas que hacer con tu vida, Caye…- le dijo Daniel cogiéndole una mano para ofrecerle consuelo
- ¿Si? No puedo chicos… no me veo trabajando en otra empresa… no tengo fuerzas para nuevos retos.. para luchar por algo que no sea mio..
- Por lo pronto te vienes a New York con nosotros!- soltó Richard de golpe
Cayetana lo miró sin entender.- ¿A New York?- su mirada, al darse cuenta de lo que significaban las palabras de Richard, se llenó de dolor- ¿os vais a New York?
- Le han ofrecido a Dani llevar una sucursal del banco…y hemos aceptado!- contestó su amigo, feliz
El golpe lo acusó tanto, que Caye se encogió por dentro. Ahora no podía perderlos… ahora no. Pero la vida se empeñaba en darle una patada tras otra. Bajó la mirada sin saber que decir. No podía decirles que no se alegraba… porque era demasiado egoísta… y ellos no se lo merecían. Pero Richard la conocía demasiado bien
- Caye… chiquilla…¿es que no me has oído?¡Que te vienes con nosotros!
Cayetana miró a su amigo aún sin entender.- ¿Y que voy a hacer yo en New York?
- Pues mira… de entrada venirte con nosotros de compras, y a ayudarnos a buscar un piso… que con mas glamour que tu, no hay nadie…
Caye sonrió ante la intentona de su amigo
- Richard, yo…
- ¡No hay peros que valgan! Te vienes… y mientras nos ayudas, decides que hacer con tu vida…¿Quién sabe? Alomejor Woman, o Vanity Fair… o alguna de estas revistas, descubren la maravillosa profesional que hay en ti…
Cayetana no pudo negarse. Era la solución soñada… aunque estuviera huyendo.. aunque se muriera por la sola idea de separarse de Jota…¿y que mas daba? Jota ya no quería saber nada de ella.. y ella tenia que empezar de cero. Él se la había devuelto… tanto que la habia destrozado por dentro
- Está bien..- rió sin alegría- me habeis convencido…
Los dos amigos la abrazaron con fuerza
- Pues date prisa.. nos vamos en dos días…
- ¿Dos días?- Cayetana los miró sobresaltada- ¡pero si no hay tiempo para nada!
- ¿Dos días para que?- preguntó Bárbara saliendo de su habitación
Los tres amigos se miraron.- Nos vamos a New York, pony..- le contestó Richard
- ¿A New York?- preguntó ella inocentemente- ¿y os vais sin mi?
Los tres amigos se miraron y tras un acuerdo mutuo silencioso, la miraron a ella
- Claro que no, Barbara…- le dijo Caye- tú te vienes con nosotros
Barbara emitió un chillido infantil de alegría y corrió hacia ellos para abrazarlos. Tras el efusivo abrazo, los miró
- ¿Me puedo llevar al gremlin?- les preguntó
- Nooooooo- exclamaron todos al unísono. Pero al ver la cara de pena de Bárbara, Richard la cogió del rostro
- Vamos Pony… él tiene que estar aquí… luego ya podréis estar juntos…
Ella agachó un poco la cabeza.- Total… si no me hace caso…dijo que me llamaría y no lo ha hecho…
- Pues que te eche de menos..- le dijo Daniel- que aprenda…
Bárbara sonrió ampliamente.- Vale…pues que aprenda
Los tres amigos sonrieron mirándola. Lo habían decidido a último momento que Barbara los acompañara… pero sabía que su vida no habría sido lo mismo sin ella.
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