Pheebs se puso el abrigo con gesto cansado, mientras cogía el bolso y llevaba la mano hasta el interruptor para apagar la luz del despacho. Había quedado con Susana para ir al hospital a recoger a Ana, que por fin le habían dado el alta. Estaba muy alegre por ese acontecimiento, pero el ritmo emocional agotador de aquellos dos meses, le estaban comenzando a pasar factura. El estado de su hermana, las reuniones del clan salvador de Álvaro, como ella lo llamaba, y a la que normalmente, excepto ese día, asistía, y su lucha interna por no echarse a los brazos del policía que los tenia a todos contra las cuerdas, la estaban acabando de volver loca. Suspiró y colocándose el bolso en el hombro, comenzó a caminar hacia la salida. No había habido ni un solo segundo en aquellos dos meses, que no hubiera pensado en él. En lo que sintió en sus brazos, en lo que le gustaba perderse en su mirada clara. Y verlo casi constantemente no la ayudaba. Zarek parecía haberse tomado muy bien su rechazo y la trataba con una frialdad que la mataba, que la consumía por dentro. Incluso el día que cumplió su promesa, y le trajo la ropa interior olvidada en su casa desde aquella noche, no había mostrado ni un atisbo de emoción. Pheebs sonrió, irónica…¿para que mostrar emoción alguna? Ya había tenido ella suficientes emociones, cuando había cortado las bragas en trocitos, con las tijeras del despacho, llena de rabia y desesperación. Aún podía recordar la cara de confusión de Susana, cuando al llegar, se encontró todo el despacho lleno de diminutos trozos de tela. Y sobretodo recordaba su ataque de risa… una risa que acabó en el llanto mas desesperado.
Ni ella ni Susana habían vuelto a tocar ese tema.
Se abrió el ascensor, al que había llamado momentos antes, y el corazón se le encogió al ver a Zarek que la miraba desde dentro.
- Ho…hola- titubeó ella
Zarek se quitó las gafas de sol.- Hola… ¿Susana?
- Ella no está…- Diana desvió la vista y miró hacia el interior del ascensor- hoy ya no vendrá…
Él guardó silencio durante un instante y ella aprovechó para entrar en el ascensor, dispuesta a salir corriendo de allí.
- Me he enterado de la mejoría de tu hermana…- le dijo él aún de espaldas- felicidades
Diana le miró y bebió de aquella espalda ancha, musculosa, pero suave al tacto
- Gracias…
- De nada…- dijo tras una nueva pausa
- Me voy al hospital…- dijo ella como excusándose.
- Claro…- él por fin se giró hacia ella y la miró. Sus ojos azules desprendían anhelo… pero no fue por mucho tiempo, porque bajó la vista
- Zarek..- le llamó ella casi sin darse cuenta
- ¿Si?- él la miró de nuevo con rapidez, esperanzado
Ella se arrepintió de haberle llamado. Quería decirle miles de cosas… pero no se atrevía a decirle ni la mas simple de ellas.
- Tenemos que hablar… Diana
Pheebs lo miró asombrada. Su corazón saltaba hacia él y las ganas de abrazarlo, la dejaron débil y exhausta
- Me muero por abrazarte… pero creo que tenemos que hablar primero.. que tenemos que decirnos muchas cosas que no nos hemos dicho…- siguió él mientras su mano se apoyaba en el quicio de la puerta del ascensor, evitando que ésta se cerrara. Diana se sintió temblar- ¿no vas a decir nada?
Ella le miró, llena de miedo.. llena de esperanza. Asintió con la cabeza, demasiado emocionada como para poder hablar. Sabía que no podía ser.. que el buscaba a Álvaro para encerrarlo.. y ella para defenderlo. Pero le daba igual… al diablo con todo… al diablo con los porques..al diablo con los miedos y las consecuencias. El apartó la mano de la puerta del ascensor, aparentemente satisfecho de la falta de respuesta de Diana
- Zarek…- le llamó ella cuando ya se cerraban las puertas
- ¿Qué… qué..?- él intentó contener las puertas, sin éxito
- Que te quiero….- ella lo susurró.. aún sabiendo que aunque lo hubiera gritado, probablemente Zarek no la habría escuchado, pues el ascensor ya había tomado su camino descendente hacia la planta baja.
Alvaro miró de nuevo a Bea que había desviado la vista y decidió ir a la cocina con Driade, antes de cometer una tontería. Tenía ganas de gritar, de mandar el mundo al diablo.. de arrastrar a Bea a sus brazos y calmar su tristeza con palabras llenas de ternura. Pero no se atrevió. El dolor de aquellos ojos verdes lo traspasaron, y huyó como un cobarde.. incapaz, por enésima vez de dejarse llevar y decirle todo lo que sentía en su interior.
Entró en la cocina y sintió que Driade le había seguido, pero no se giró. Se sentía furioso, y no hizo nada por no demostrarlo
- ¿Qué te pasa?¿A que viene esa cara?- preguntó ella al notarlo
Alvaro se sentía demasiado enfadado como para no soltar lo que sentía
- ¿A que ha venido el numerito de allá afuera?- le espetó
Lucía lo miró sin entender.- ¿Numerito?¿Qué numerito Álvaro?
Alvaro la miró, lleno de rabia.- Sabes perfectamente de lo que hablo. El numerito del beso en el salón.
- ¿Darte un beso te parece un numerito?- ella puso los brazos en jarras, comenzando también a sentirse furiosa- la noche que me follaste no te pareció un numerito
- Ya hablamos de esa noche..- contestó él- ya dijimos que no nos daba derecho a nada a ninguno de los dos… ¡maldita sea Lucía! ¡Te has comportado como mi maldita novia desde entonces!
- ¡¡Ah claro!- gritó ella, fuera de si- ¡ El problema es que te he besado delante de la mosquita muerta de Beatriz! ¿no?¿Verdad que es eso?
- ¡¡NO LA LLAMES ASI!!- vociferó él- No… no te a-tre-vas a llamarla así
Lucía guardó silencio ante el estallido de Álvaro. No era por miedo, ni por que él se lo hubiera gritado. Calló por rabia, por desesperación. Después de una única noche de haberla pasado en sus brazos, una noche que ella sabía que estaba desesperado por una razón que no quiso ni saber.. había creído realmente que tenía una esperanza, un rayo de luz…pero no había conseguido nada. El la ignoraba… incluso mas que antes
- Te lo he dado todo Álvaro… todo. He renunciado a mi libertad por estar aquí, contigo. He renunciado a mi hermana, a mi trabajo… a todo…- dijo ella con voz rota
- No te lo pedí- Álvaro la miraba con expresión dura, insensible. Había aprendido a no dejarse llevar por nada ni por nadie. Sólo tenia su sed de libertad y su amor por Bea. Nada, nada fuera de aquello, tenia ya cabida en él.
Dríade retrocedió ante la crudeza de sus palabras
- No puedo creer que hayas cambiado tanto…- susurró
- ¿Cómo crees que podía seguir? ¿Cómo un niño rico que lo tiene todo y no hace nada por conseguirlo?- sonrió, intentando que fuese de forma cínica, pero le salió una sonrisa triste- te recuerdo que solo soy un preso en busca y captura… Un preso que está condenado a 15 años.. y que seguramente le caerán mas si le atrapan…
- Alvaro…
- Marchate Lucía. Márchate ahora que estás a tiempo…- le dijo él ya sin rabia
- Pero yo te quiero..- dijo ella al borde de las lágrimas
- No me quieras. No tengo nada que ofrecerte. Nada.
- Pero a ella… a ella si tienes que ofrecerle…- Lucia ya lloraba, sin poder controlarse
Alvaro guardó silencio por unos instantes. No quería mentirle. No quería seguir mintiendo a nadie sobre Bea
- No.. tampoco tengo nada que ofrecerle. Quizás odio…odio y un corazón roto en mil pedazos que ella misma rompió. Pero que hace latir cada trozo con solo dedicarme una mirada. Pero soy el mismo preso para ella que para los demás. Y no tengo ningún futuro, ni ninguna vida que ofrecerle a nadie..
- ¿Por qué....?- ella necesitaba respuestas.. necesitaba saber porque había estado con ella. No hizo falta que preguntara mas… Álvaro sabía a que se refería. Tampoco quiso mentir
- Porque necesitaba sentir.. porque necesitaba llenar un vacío que me quemaba por dentro hasta la agonia….- se detuvo
- Y no lo llené…¿verdad?- ella sorbió las lágrimas, llorando ya con desesperación
Alvaro negó con la cabeza y la miró con tristeza. Conocía a Lucía desde su época dorada en Bulevar y habían tenido un breve romance cuando él estaba comprometido con Cayetana. Pero había llegado Bea y había vuelto todo su mundo del revés. Lucía no se merecía nada de eso. Había sido un cabrón… otra vez
- Lo siento Luci…lo siento…
Ahora fue el turno de ella de negar con la cabeza, pidiéndole en silencio que no dijera nada mas. Se giró, y sin mirar atrás, salió de la cocina corriendo, luchando por poner la mayor distancia entre los dos.
Diego movió los pies nerviosamente y miró a Nacho que miraba unos papeles con toda la tranquilidad del mundo. Le desquiciaba que el abogado no siguiera su propio ritmo, pero Nacho parecía marcar sus propias normas
- ¿Has podido hacer lo que hablamos?- le preguntó
Nacho lo miró y sonrió. Esa sonrisa cínica que hacía que a Diego se le erizara el vello de la nuca
- Vamos a ver Dieguito…¿con quien te crees que estás hablando? ¿Con un aficionado?- suspiró ruidosamente- pues claro que lo he podido hacer. Ya está en marcha el trámite para que Francisco Aguilar se presente ante las autoridades mexicanas.
Diego sonrió.- Eres un cabrón con suerte… Goñi
- No.. no te confundas De la Vega.. la suerte me la hago yo. Y pronto tendré todo lo que quiero
- ¿Incluida Beatriz?- soltó Diego de mala fe
Nacho apretó la mandíbula. Quiso levantarse y golpearlo hasta hacerle perder el sentido. Pero no lo hizo. Se limitó a quedarse sentado y mirarlo con la misma sonrisa cínica
- Mi excusa para no tener a la mujer que amo es que un desgraciado me la ha secuestrado…¿y la tuya Dieguito?¿Qué excusa tienes tú para que la secretarucha esa de la que estás prendado, aún te de puerta?
Diego se quedó lívido y se levantó, con los puños apretados, dispuesto a hacerle tragar su burla. No tenia la misma sangre fría de Nacho ni lo pretendía. Pero estaba harto de que aquel bastardo se burlara de él
- Perdón…- dijo alguien desde la puerta entreabierta, y Diego se detuvo, resoplando de rabia. Nacho se levantó con tranquilidad
- Hombre..mi detective favorito…- dijo al reconocerlo- pasa, pasa.. porque supongo que me traes noticias…
El detective, un hombre de mediana edad, y considerado el mejor en su campo, entró en el despacho con una sonrisa de suficiencia
- Pues si.. tengo noticias… y apuesto que le van a gustar..
- Vamos hombre.. habla de una vez…- le instó Nacho, ya impaciente
- Es sobre Aguilar… Álvaro Aguilar. Le he encontrado, señor Goñi. Ya puedo darle la dirección exacta de su paradero….
Ni ella ni Susana habían vuelto a tocar ese tema.
Se abrió el ascensor, al que había llamado momentos antes, y el corazón se le encogió al ver a Zarek que la miraba desde dentro.
- Ho…hola- titubeó ella
Zarek se quitó las gafas de sol.- Hola… ¿Susana?
- Ella no está…- Diana desvió la vista y miró hacia el interior del ascensor- hoy ya no vendrá…
Él guardó silencio durante un instante y ella aprovechó para entrar en el ascensor, dispuesta a salir corriendo de allí.
- Me he enterado de la mejoría de tu hermana…- le dijo él aún de espaldas- felicidades
Diana le miró y bebió de aquella espalda ancha, musculosa, pero suave al tacto
- Gracias…
- De nada…- dijo tras una nueva pausa
- Me voy al hospital…- dijo ella como excusándose.
- Claro…- él por fin se giró hacia ella y la miró. Sus ojos azules desprendían anhelo… pero no fue por mucho tiempo, porque bajó la vista
- Zarek..- le llamó ella casi sin darse cuenta
- ¿Si?- él la miró de nuevo con rapidez, esperanzado
Ella se arrepintió de haberle llamado. Quería decirle miles de cosas… pero no se atrevía a decirle ni la mas simple de ellas.
- Tenemos que hablar… Diana
Pheebs lo miró asombrada. Su corazón saltaba hacia él y las ganas de abrazarlo, la dejaron débil y exhausta
- Me muero por abrazarte… pero creo que tenemos que hablar primero.. que tenemos que decirnos muchas cosas que no nos hemos dicho…- siguió él mientras su mano se apoyaba en el quicio de la puerta del ascensor, evitando que ésta se cerrara. Diana se sintió temblar- ¿no vas a decir nada?
Ella le miró, llena de miedo.. llena de esperanza. Asintió con la cabeza, demasiado emocionada como para poder hablar. Sabía que no podía ser.. que el buscaba a Álvaro para encerrarlo.. y ella para defenderlo. Pero le daba igual… al diablo con todo… al diablo con los porques..al diablo con los miedos y las consecuencias. El apartó la mano de la puerta del ascensor, aparentemente satisfecho de la falta de respuesta de Diana
- Zarek…- le llamó ella cuando ya se cerraban las puertas
- ¿Qué… qué..?- él intentó contener las puertas, sin éxito
- Que te quiero….- ella lo susurró.. aún sabiendo que aunque lo hubiera gritado, probablemente Zarek no la habría escuchado, pues el ascensor ya había tomado su camino descendente hacia la planta baja.
Alvaro miró de nuevo a Bea que había desviado la vista y decidió ir a la cocina con Driade, antes de cometer una tontería. Tenía ganas de gritar, de mandar el mundo al diablo.. de arrastrar a Bea a sus brazos y calmar su tristeza con palabras llenas de ternura. Pero no se atrevió. El dolor de aquellos ojos verdes lo traspasaron, y huyó como un cobarde.. incapaz, por enésima vez de dejarse llevar y decirle todo lo que sentía en su interior.
Entró en la cocina y sintió que Driade le había seguido, pero no se giró. Se sentía furioso, y no hizo nada por no demostrarlo
- ¿Qué te pasa?¿A que viene esa cara?- preguntó ella al notarlo
Alvaro se sentía demasiado enfadado como para no soltar lo que sentía
- ¿A que ha venido el numerito de allá afuera?- le espetó
Lucía lo miró sin entender.- ¿Numerito?¿Qué numerito Álvaro?
Alvaro la miró, lleno de rabia.- Sabes perfectamente de lo que hablo. El numerito del beso en el salón.
- ¿Darte un beso te parece un numerito?- ella puso los brazos en jarras, comenzando también a sentirse furiosa- la noche que me follaste no te pareció un numerito
- Ya hablamos de esa noche..- contestó él- ya dijimos que no nos daba derecho a nada a ninguno de los dos… ¡maldita sea Lucía! ¡Te has comportado como mi maldita novia desde entonces!
- ¡¡Ah claro!- gritó ella, fuera de si- ¡ El problema es que te he besado delante de la mosquita muerta de Beatriz! ¿no?¿Verdad que es eso?
- ¡¡NO LA LLAMES ASI!!- vociferó él- No… no te a-tre-vas a llamarla así
Lucía guardó silencio ante el estallido de Álvaro. No era por miedo, ni por que él se lo hubiera gritado. Calló por rabia, por desesperación. Después de una única noche de haberla pasado en sus brazos, una noche que ella sabía que estaba desesperado por una razón que no quiso ni saber.. había creído realmente que tenía una esperanza, un rayo de luz…pero no había conseguido nada. El la ignoraba… incluso mas que antes
- Te lo he dado todo Álvaro… todo. He renunciado a mi libertad por estar aquí, contigo. He renunciado a mi hermana, a mi trabajo… a todo…- dijo ella con voz rota
- No te lo pedí- Álvaro la miraba con expresión dura, insensible. Había aprendido a no dejarse llevar por nada ni por nadie. Sólo tenia su sed de libertad y su amor por Bea. Nada, nada fuera de aquello, tenia ya cabida en él.
Dríade retrocedió ante la crudeza de sus palabras
- No puedo creer que hayas cambiado tanto…- susurró
- ¿Cómo crees que podía seguir? ¿Cómo un niño rico que lo tiene todo y no hace nada por conseguirlo?- sonrió, intentando que fuese de forma cínica, pero le salió una sonrisa triste- te recuerdo que solo soy un preso en busca y captura… Un preso que está condenado a 15 años.. y que seguramente le caerán mas si le atrapan…
- Alvaro…
- Marchate Lucía. Márchate ahora que estás a tiempo…- le dijo él ya sin rabia
- Pero yo te quiero..- dijo ella al borde de las lágrimas
- No me quieras. No tengo nada que ofrecerte. Nada.
- Pero a ella… a ella si tienes que ofrecerle…- Lucia ya lloraba, sin poder controlarse
Alvaro guardó silencio por unos instantes. No quería mentirle. No quería seguir mintiendo a nadie sobre Bea
- No.. tampoco tengo nada que ofrecerle. Quizás odio…odio y un corazón roto en mil pedazos que ella misma rompió. Pero que hace latir cada trozo con solo dedicarme una mirada. Pero soy el mismo preso para ella que para los demás. Y no tengo ningún futuro, ni ninguna vida que ofrecerle a nadie..
- ¿Por qué....?- ella necesitaba respuestas.. necesitaba saber porque había estado con ella. No hizo falta que preguntara mas… Álvaro sabía a que se refería. Tampoco quiso mentir
- Porque necesitaba sentir.. porque necesitaba llenar un vacío que me quemaba por dentro hasta la agonia….- se detuvo
- Y no lo llené…¿verdad?- ella sorbió las lágrimas, llorando ya con desesperación
Alvaro negó con la cabeza y la miró con tristeza. Conocía a Lucía desde su época dorada en Bulevar y habían tenido un breve romance cuando él estaba comprometido con Cayetana. Pero había llegado Bea y había vuelto todo su mundo del revés. Lucía no se merecía nada de eso. Había sido un cabrón… otra vez
- Lo siento Luci…lo siento…
Ahora fue el turno de ella de negar con la cabeza, pidiéndole en silencio que no dijera nada mas. Se giró, y sin mirar atrás, salió de la cocina corriendo, luchando por poner la mayor distancia entre los dos.
Diego movió los pies nerviosamente y miró a Nacho que miraba unos papeles con toda la tranquilidad del mundo. Le desquiciaba que el abogado no siguiera su propio ritmo, pero Nacho parecía marcar sus propias normas
- ¿Has podido hacer lo que hablamos?- le preguntó
Nacho lo miró y sonrió. Esa sonrisa cínica que hacía que a Diego se le erizara el vello de la nuca
- Vamos a ver Dieguito…¿con quien te crees que estás hablando? ¿Con un aficionado?- suspiró ruidosamente- pues claro que lo he podido hacer. Ya está en marcha el trámite para que Francisco Aguilar se presente ante las autoridades mexicanas.
Diego sonrió.- Eres un cabrón con suerte… Goñi
- No.. no te confundas De la Vega.. la suerte me la hago yo. Y pronto tendré todo lo que quiero
- ¿Incluida Beatriz?- soltó Diego de mala fe
Nacho apretó la mandíbula. Quiso levantarse y golpearlo hasta hacerle perder el sentido. Pero no lo hizo. Se limitó a quedarse sentado y mirarlo con la misma sonrisa cínica
- Mi excusa para no tener a la mujer que amo es que un desgraciado me la ha secuestrado…¿y la tuya Dieguito?¿Qué excusa tienes tú para que la secretarucha esa de la que estás prendado, aún te de puerta?
Diego se quedó lívido y se levantó, con los puños apretados, dispuesto a hacerle tragar su burla. No tenia la misma sangre fría de Nacho ni lo pretendía. Pero estaba harto de que aquel bastardo se burlara de él
- Perdón…- dijo alguien desde la puerta entreabierta, y Diego se detuvo, resoplando de rabia. Nacho se levantó con tranquilidad
- Hombre..mi detective favorito…- dijo al reconocerlo- pasa, pasa.. porque supongo que me traes noticias…
El detective, un hombre de mediana edad, y considerado el mejor en su campo, entró en el despacho con una sonrisa de suficiencia
- Pues si.. tengo noticias… y apuesto que le van a gustar..
- Vamos hombre.. habla de una vez…- le instó Nacho, ya impaciente
- Es sobre Aguilar… Álvaro Aguilar. Le he encontrado, señor Goñi. Ya puedo darle la dirección exacta de su paradero….
1 comentario:
Ainsssssss que pena más grande me doy yo sola conmigo misma. Si es que no puede ser, que soy la única que mira el inconveniente de estar con el contrario y mírame, que me va a dar un chungo malo de aguantarme y encima el otro siendo indiferente dos meses y ahora me sale con eso... como pa no ir perdiendo las bragas!!!
¿Y mi Alvarito qué? Intentando sacarse a una morena con la otra... pero no sa dao cuenta ya ese de que no se pueden hacer esas cositas? Otra cosa no, pero vaya cabezoto. Y encima se enfada porque la Drissss, después del revolcón, se crea hasta especial... si es que no tienen remedio de Dios. Aunque también se podría haber dao cuenta Luci de que está pendiente de la otra morena de la casa, que a este paso va a quedarse tan canija que la van a tener que dar la vuelta como a los cromos. Aisssss el amó que malo es.
Nacho es malo. Hace mucho que, en esta historia, le tengo enquina y no es un decir. Y el detective podría haber sido más torpe, que lo ha cazao a la primera (claro, teniendo a esos dos, Gonza y Ale, yendo y viniendo, pa mi que hasta es normal). A ver qué pasa ahora que éste con esa información es más peligroso que una piraña en un bidé.
Besotes cosi.. te prometí que te dejaría comentario yo aquí lo tienes jajajaja.
Muackssss!
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