domingo, 10 de agosto de 2008

Capítulo 58

- Avisa a Diego.. ya están aquí
Marie se giró y caminó con rapidez hacia el despacho del director general en cuanto Saymi le dio la orden. Abrió la puerta sin llamar
- Diego.. ya están aquí
- ¿Aún no ha llegado Nacho?
- Sigue con el móvil apagado. Después de lo que pasó ayer con Bea…
- Maldita sea….- siseó entre dientes
Diego se levantó atusándose la corbata. En su cara, el odio mas extremo que un ser humano puede demostrar.
- Que pasen… no me pienso mover de aquí
Marie no contestó. Sabia que lo que se avecinaba no era fácil. Solo esperaba que pasara rápido
Saymi sonrió al ver a Jota
- Jota…
El ex mensajero se inclinó para besarla en la mejilla. Iba impecable, con un traje de Armani, hecho a medida, cayéndole en corte recto sobre sus largas piernas. Los hombres que lo acompañaban, no se quedaban atrás en elegancia
- ¿Cómo está Francisco?- preguntó
- Perfectamente… de relajación total en Puerto Vallarta….
- Me alegra… su corazón ya no está para demasiados asaltos…
- Pues no…- Saymi suspiró- ¿preparado para la batalla?
Jota se giró hacia los hombres que lo acompañaban
- Ellos son mis abogados.. y nos acompaña también los inspectores de la policia judicial…- miró de nuevo a Saymi- ya sabes… por si Diego no quiere colaborar..
- Ya veo que si vienes preparado…- sonrió mas ampliamente y sonrió- todo tuyo… jefe
Él sonrió y se encaminó al despacho de Diego, seguido por los hombres. Al llegar, entró sin llamar
- No hay nada como perder los modales a primera hora de la mañana..- dijo Diego tras su mesa
Jota no contestó, manteniéndose en un segundo plano. Uno de sus abogados se adelantó
- Diego de la Vega. Desde el día de hoy, su empresa, Bulevar 21, queda en poder de mi cliente, Jose Ramón López, dueño y fundador de J&S International. Le pido que abandone la empresa, lo mas pacíficamente posible y que nos facilite el trabajo
Diego se echó a reir. Marie seguía cerca de él, esperando lo peor, y sin atreverse a decir palabra
- No me vais a sacar de la empresa de mi familia…me importa muy poco las opas y todo lo que os saqueis de la manga
- No nos obligue a utilizar la fuerza….- avisó el abogado
- No hará falta..¿verdad Diego? – intervino Jota por primera vez- porque como me lo pongas difícil, saco toda tu preciosa lista de delitos y os empapelo a ti y a tu querido abogaducho en abrir y cerrar de ojos…
- No tienes pruebas, mensajerucho…- dijo Diego entre dientes
- ¿Qué no?- Jota sonrió- ¿quieres ponerme a prueba, Dieguito?
Diego se dio cuenta de que no era un farol y miró a Marie que ya estaba muy asustada. No haría nada por ella… solo por ella. Salió de detrás de la mesa
- Esto no quedará asi…
- Por supuesto Diego… no quedará asi…-respondió Jota
Diego se dirigió hacia la puerta, y antes de salir, se giró hacia su secretaria y alzó la mano hacia ella. Jota enarcó una ceja ante el gesto, pero lo que mas le sorprendió fue ver que ella corría hacia el y le cogía la mano.
Susana sintió que le acariciaban el cabello y se despertó, sintiendo que le dolía todo el cuerpo. Levantó la cabeza y se dio cuenta de que se había quedado dormida en la silla, y con la cabeza apoyada en la cama. Al principio no recordó donde estaba y se sintió desorientada, pero al mirar a Alejandro, todo volvió a su memoria. Se levantó de un salto, mientras se tocaba el pelo, ruborizada por vez primera en su vida
- Buenos días…- le saludó Ale
- De buenos nada…-contestó ella buscando su bolso para que una pinza del cabello acudiera en su auxilio- que parezco un puercoespín en su peor día de regla
Alejandro rió ante la contestación de ella.- No sabía que me gustaban tanto los puercoespines… ¿debo decirle al doctor que me lo mire?
Ella lo miró, resoplando.- El golpe en la cabeza te ha convertido en hombre puro y duro…que lástima
- Oyee- exclamó él haciéndose el ofendido- y yo que pensaba que yo te gustaba únicamente por mi neurona de mas…
Susana no pudo evitar sonreir ante las contestaciones de Alejandro. Tenía el mismo humor ácido que ella.
- Creo que ayer te abandonó… pero vamos, pobrecilla, no se lo tengas en cuenta. Tantas neuronas juntas en una mente masculina provoca un estado de tensión que puede acabar con los nervios de cualquiera…
- Osea.. que estoy mas enfermito de lo que los médicos me dicen…¿Por qué no vienes aquí y me das un besito para ver si me curo?
Susana puso los ojos en blanco.- Y encima infantil… lo que me faltaba
Pero se fue acercando a él, con la sonrisa de oreja a oreja, dispuesta a darle el beso que solicitaba. El la cogió por la cintura y la atrajo hacia él, besándola con una pasión que la dejó casi sin aliento.
- ¿No te dijo tu mamá que meter la lengua en garganta ajena estaba muy feo?- preguntó ella cuando la dejó de besar
Alejandro no podía evitar la risa.- Pero es que he visto una cosita que quería coger…
- ¿Encima complejo reptil?
- No, mas bien de pulpo..- dijo mientras sus manos cobraban vida sobre el cuerpo de la jueza
- ¡¡Ehhhhhhhhhhhhhh! ¡Quieto paraoooooo! – dijo ella deteniéndole las manos- que luego tenemos subidas sopresas del IPC y aquí una no quiere resposabilidades
Ale no podía parar ya de reir.- Dios… me vuelves loco…estoy loco por ti…
Ella le besó de nuevo con la boca abierta, haciéndole querer mas
- Voy a llamar a Pheebs… necesito saber cómo está…
- ¿Volverás?- preguntó él
- Cuando haya comprado el látigo de 9 colas…
Alejandro enarcó una ceja.- ¿nueve colas?
- Si.. nueve. Ocho para los tentáculos del pulpo, y otra para el reptil ese que busca cosas en las gargantas… ayyy, que me da mucho asquito…
El primo de Álvaro se echó a reir a carcajadas, mientras ella, riendo también, salía de la habitación
Pheebs despertó sobresaltada cuando sintió el ronquido de alguien justo en su oído. Se giró de golpe y se encontró con la cabeza morena del inspector de policia, completamente dormido a su lado
- Me cago en la puta…- susurró para si misma- lo mio es complicarme la vida y lo demás es un episodio de verano azul… hay que joderse…
Intentó moverse pero no pudo. Estaba completamente metida debajo del cuerpo de él.
- Joder, joder, joder,joder………
Le cogió un brazo, para apartarlo, pero él resopló en sueños, agarrándose mas a ella. Pheebs puso los ojos en blanco. Volvió a intentar quitarle el brazo de encima y acabó arrastrándose por la cama, hasta caer al suelo, pero con las piernas aun apresadas en el cuerpo de él… quedando bocabajo de cara al suelo. Zarek se movió y le cogió un pie, haciendo que ella perdiera el precario equilibrio y se diera de bruces contra el suelo
- ¡¡¡Mecawentoloquesemenea, joder!!!!- lo dijo en un susurro… pero con unas ganas locas de gritarlo y despertar a aquel marmota con patas
Se mordió los labios, para no seguir soltando incoherencias, y dio un par de patadas en el aire, hasta que el policia, protestó en sueños y le soltó el pie. Pheebs se quedó sentada en el suelo, junto a la cama, y suspiró de alivio. Miró a su alrededor y vio toda su ropa desperdigada en el suelo… ¿en que demonios estaría pensando la noche anterior para haberse acostado con aquel pedazo de hombre que para colmo era policia? No lo sabia… y en aquellos momentos no tenía cabeza para pensar en ello. Se incorporó, dispuesta a buscar su ropa, cuando de golpe sonó su móvil en algún lugar entre la ropa caída en el suelo
- ¡Dios no! ¡el móvil no!
Buscó frenéticamente entre la ropa, hasta encontrarlo y lo descolgó con rapidez
- ¿Quién es? – preguntó en susurros
- ¿Di?- preguntó Susana al otro lado
- Joder Sue… no puedes ser mas oportuna, leñes- contestó su amiga en el mismo tono susurrante
- ¿Dónde estás?
- Ahora mismo no te lo puedo explicar…¿te llamo luego?
- ¿Por qué hablas en susurros?
- Joder Su…- Pheebs comenzó a coger su ropa y a ponérsela, con la dificultad que conllevaba colocársela con el móvil en la mano- te he dicho que luego te llamo
- Joder Diana.. no me vengas con gilipolleces que sabes que a mi las minimas… ¿se puede saber donde estas y porque coño hablas en susurros?
- Esa boca…. Joder…!
- ¿Qué pasa?
- Joder, joder… joder!
- ¡Diana, me estás poniendo negra! ¿Qué pasa?
- Joder, que he perdido las bragas…! ¡Que no las encuentro!
- Que me estás contando….
- Coñe Su… los cinismos otro día,..¿vale? Tengo que salir de aquí antes de que se despierte…
- ¿Con quien estás?
Pheebs lanzó una maldición ahogada.- Joeer con mi bocaza
- Diana…
- Joder Su, pues con un tio… con quien voy a estar…
- Me imagino… a no ser que tengas que contarme algo sobre tu orientación sexual.. ¿lo conozco?
- No mamá…
- Di.. que te doy un collejón…
- ¡Hostias, con el poli! ¿vale? ¡ con el buenorro!
- ¿Te has acostado con él?
- No coñe.. hemos jugado al parchis… ¿ a ti que te parece?
- Joder Pheebs… ese policia está al mando del caso de Álvaro Aguilar…¿no podias complicar mas las cosas?
- Claro.. joder cosi. Yo me levanto por las mañanas pensando como tirarme al tio que me complique mas la vida.. y de paso pierdo las bragas mas cutres que tengo en el armario, en su casa
- ¿Las mas cutres?
- Coñe, como que llevaba la que me compré en los chinos, esa amarilla y que me llegaban hasta las tetas….
Susana comenzó a reir sin poderlo evitar
- Si, si.. encima riete… mira, que me da igual.. que se las ponga de sombrero.. yo me voy…
- Llámame luego…- dijo su amiga aun entre risas
- Que si cansina… que si- colgó y ajustándose la falda, cogió su bolso y se dirigió a la puerta. Fue a abrirla, cuando el móvil volvió a sonar.
- ¿Diana?- era la voz de Zarek desde el dormitorio. Pheebs cerró la puerta tras de si y bajó al piso inferior a todo correr por las escaleras. Allí cogió el móvil
- ¡¡¡Que no joder ya!!!¡¡¡Que no he encontrado las bragas!!!
El silencio se hizo en la línea y Pheebs perdió el color.
- Joder…- susurró- hola papá…¿ alguna noticia de Ana?

sábado, 9 de agosto de 2008

Capítulo 57

Alvaro la giró con suavidad sobre la cama, dejándola de espaldas, quedándose sobre ella. Sus movimientos eran lentos, pausados, como estudiados. Bea sabía que debía dolerle el costado mas de lo que estaba dispuesto a admitir, pero no tenía fuerzas para pedirle que se detuviera. Le daba miedo de que si decía que parara, él la rechazaría y la alejaría de su lado. Alvaro la miró con pasión, mientras pasaba la mano por encima de su cuerpo, sin tocarla, sin rozarla siquiera. Ella contuvo la respiración, ante la promesa de aquella mano, de aquella mirada, y se mordió los labios, enloqueciéndolo de deseo
- Sabes cuantas veces he soñado con tenerte asi… con poder amarte hasta perder el aliento…
Había comenzado a desabrocharle la blusa, con dedos calientes y algo torpes, y Bea no pudo pronunciar palabra ante las sensaciones que la llenaban. Prácticamente no la estaba tocando, aún, pero ella ya sentía la misma fiebre que padecía él. Pero se mantuvo quieta, sin atreverse a mostrar sus sentimientos.. sin atreverse a demostrarle el poder que ejercía sobre ella. Álvaro retiró la tela de su cuerpo, dejando a su vista el sujetador, uno pequeño y blanco, lo mas bonito que Álvaro había visto en mucho tiempo.
Y se atrevió a tocarla, por fin, haciendo que ella pegara un respingo sobre la cama. Sus dedos recorrieron su estómago, su ombligo… y la piel suave de los pechos a través del sujetador. Bea inspiró. A aquellas alturas, ya estaba segura de que la estaba castigando con una clase nueva de tortura
- Alvaro..- casi suplicó
- Eres mas preciosa de lo que recordaba…. Casi ni recordaba ya lo suave que eres, lo bien que hueles…- susurró mientras con los mismos dedos torpes, le bajaba los tirantes del sujetador, dejando los pechos femeninos a la vista.
Bea soltó un gemido, casi un lamento y cerró los ojos intentando no echarse a llorar
- No..- le dijo él ya contra sus labios- mírame.. quiero que me mires.. quiero sentir tu mirada sobre mi…
- Alvaro…
Él no la dejó seguir hablando. Se apoderó de su boca, buscando su lengua, haciéndola retroceder dentro de la boca, mientras sus manos cobraban vida sobre el cuerpo de Bea. Ella soltó un sollozo, por demasiado tiempo contenido, y lo abrazó, devolviéndole el beso. Las lenguas se entrelazaron, se buscaron, se tocaron con la misma desesperación que sentían en todo el resto del cuerpo. Las manos de Álvaro acariciaron en un principio el contorno del cuerpo de ella, pasando a sus pechos, acariciándolos con fruición, pellizcándole los pezones, hasta que Bea gimió contra su boca, arqueando el cuerpo, intentando tocarlo.
Pero Álvaro no la dejó. No dejó que lo tocara, apartándole las manos. Dejó su boca y fue bajando por el cuello, dejando un reguero de fuego a su paso, besando cada centímetro de piel, de cuerpo, de sentimiento. Se estaba volviendo loco a cada segundo.. y ya no sabía si era la fiebre, el dolor de la herida y la sensación del calor de su piel pegada a la suya.
Cuando la boca de Álvaro se apoderó de uno de los pechos de Bea, los cuerpos de ambos se tensaron y ella notó el temblor del cuerpo de él. Se sentía perdida, perdida en sensaciones y en el placer que estallaba ya en todos los poros de su piel, y lo único que pudo hacer es arquear el cuerpo, diciéndole lo mucho que lo deseaba. Alvaro no dejó de besarle el pecho, mordisqueándole el pezón hasta sentirlo rígido contra sus labios, mientras sus manos le bajaban la falda lentamente, como un ritual, con sumo cuidado. Bea consiguió soltarse de la prisión de las manos de Álvaro y bajó sus propias manos por la espalda de él, acariciándole con las manos abiertas, deseosa de sentir la máxima porción de piel posible. Lo notaba ardiendo, cada vez mas, pero ya no era capaz de relacionar si era por la excitación o la herida. Algo en su mente le recordaba que no podía hacer movimientos bruscos… pero lo único que podía hacer era dejarse llevar por los movimientos de las manos de él, de sus besos, de su lengua, que iba marcando un camino de fuego sobre su piel.
Alvaro sentía dolor, calor, debilidad, pero apretó los dientes, buscando fuerzas, para poder resistir. Por fin, después de tantos meses añorándola, la tenía en sus brazos, sintiéndola, amándola… sin importar el pasado, el odio, los rencores.. y no podía perder aquella oportunidad. Necesitaba sentirla como el aire para respirar y sentía su alma brincar de dicha en su interior, mientras sus propias manos cobraban vida por vez primera en todo aquel tiempo sobre su cuerpo. No le importaba que pudiera pasar después… que reacción provocaría esa noche… sólo sabía que la amaba.. y que nada fuera de aquel momento tenia sentido.
Buscó con la boca el otro pecho y la sintió gemir, totalmente entregada. Su control, al sentirla tan completamente suya, empezó a resquebrajarse y dejó el pecho, mientras bajaba por su estómago, hasta su abdomen, besándolo, lamiéndolo… haciéndola arquear el cuerpo. Se deshizo de su falda y de su ropa interior, y procedió a besarle el muslo por su cara interior, haciendo que se tensara, ante lo que venia.
Cuando sintió su lengua en su parte mas intima, Bea casi dejó salir un grito de su garganta. Movió las piernas, casi enloquecida, pero Álvaro no dejó de lamerla y besarla un solo instante. Las sensaciones se multiplicaron por mil y Bea no pudo dejar de gemir, hasta que todo lo que sentía estalló en su interior, dejándola encima de una nube de plenitud que la extasiaba y la hacia volar. Alvaro buscó su boca, mientras se deshacía de sus pantalones, que era lo único que había llevado puesto durante la cura del médico. Bea lo ayudó, incorporándose, mientras le devolvía los besos con pasión enfebrecida. Se devoraban, se buscaban desesperados. Ella abrió las piernas y Álvaro se colocó entre ellas, mientras su boca volvía a sus pechos, y sus manos buscaban el clítoris femenino, encendiéndola de nuevo.
Ella se apretó con fuerza contra él, intentando sentir cada poro de su piel con la suya, cada rincón de su cuerpo encajado en el suyo.
Hasta que lo oyó gemir. De dolor
La alarma se hizo hueco en su embotada mente y lo miró, asustada. El se había quedado quieto y tenía los ojos cerrados, mientras el sudor de su frente mostraba su esfuerzo físico y la fiebre que aún lo consumía. Había comenzado a sangrar de nuevo por la herida y Bea se apartó, mas asustada todavía
- Alvaro…- susurró- tu herida..
Él la retuvo por los brazos y la miró, con la mirada enturbiada. Su erección era latente a pesar del dolor
- No… Bea.. no me dejes… quédate.. quedate conmigo.. deja que te ame…
Bea no pudo negarse. Notaba su necesidad en la mirada… pero ya no era algo físico… notaba la misma necesidad de ella, que ella tenia de él. La misma ansiedad, la misma sensación de pérdida cuando se alejaba, el mismo amor gritando por salir, por quedarse sobre todas las cosas.
Sonrió tristemente
- No te dejaré… jamás te dejaré mientras tu me permitas estar a tu lado.. pero déjame a mi… déjame hacerte sentir..
Él no dijo nada. Sólo la miró, esperando. Ella buscó su boca de nuevo y lo abrazó, mientras giraba en la cama y tumbándolo, se colocaba sobre él. La mirada de Álvaro se tornó intensa, mientras Bea besaba su pecho y sus manos recorrían su cuerpo, de la misma manera que había hecho él.
Y siguió haciéndolo durante segundos, minutos, quizás horas, hasta que Álvaro sintió que se podría morir si no se sentía dentro de ella. Bea notó el momento de su desesperación, quedándose quieta sobre él, buscando sus labios para mordisquearlos
- Bea.. mi amor…déjame… déjame…
Ella no se hizo de rogar, y colocándose, lo metió en su interior de un solo movimiento, mientras lo escuchaba sisear entre dientes. Se empezó a mover despacio, siempre pendiente de la herida que ya había manchado de sangre una parte de la venda, que le había colocado el médico, pero sin pausa. Alvaro la agarró de las caderas, marcándole un ritmo más rápido, que ella, no pudo dejar de obedecer. Pronto las embestidas se hicieron fuertes, desesperadas, llenas de un anhelo que quedaba disfrazado bajo un ardiente deseo físico. Los dos se unieron al unísono, ella marcándole el ritmo rápido que ambos deseaban, sin dejar tregua, volviéndose loca al escuchar los gemidos de él.
Cuando Bea sintió que su orgasmo llegaba, Álvaro buscó sus manos, entrelazándolas, mientras ella lo miraba asombrada, sintiendo como si Álvaro hubiera leído en ella. Se miraron a los ojos, mientras el orgasmo los atravesaba a ambos, como un estallido de placer que los dejó exhaustos. Bea empezó a llorar y se dejó caer sobre él, buscando su contacto, buscando su complicidad. El la abrazó, reteniéndola contra si, haciendo que los sollozos de ella se volvieran mas desesperados
- Shhhh.. mi amor… no llores….- le susurró él con los ojos cerrados, completamente vencido- estoy aquí…
Bea le abrazó con fuerza
- Te amo Álvaro.. te amo mas que a mi propia vida…
Hubo un silencio y ella lo miró. El tenía los ojos cerrados y parecía haberse quedado dormido. Ella sonrió triste, por la respuesta no pronunciada y se dejó caer sobre su pecho, cerrando los ojos también. Sabía que tenia que mirarle la herida.. pero se dio cinco minutos… solo cinco minutos… después…
- Yo también te amo, mi niña…
La respuesta, ya no esperada, hizo que el corazón de Bea se detuviera. Levantó la cabeza y lo miró, pero él mantenía los ojos cerrados. Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y sonrió, feliz… al sentir que la esperanza volvía a asomarse en sus vidas de nuevo

martes, 5 de agosto de 2008

Capítulo 56

Susana abrió la puerta con cuidado y miró hacia el interior. La luz de la cabecera de la cama estaba encendida, pero el resto de la habitación se presentaba en penumbra. Dudó antes de entrar, pero se reprendió a si misma por cobarde y dio los pasos necesarios hasta verse en el interior. Alejandro parecía dormir y no hizo movimiento alguno cuando ella se acercó a la cama. Hacía frío dentro de la habitación, pero él parecía no sentirlo. Se había destapado hasta la cintura y tenía los brazos medio caidos a lo largo del cuerpo. Susana se acercó aun mas, y cogiendo las mantas, tiró de ellas en un intento de taparle.
- Si me he muerto y esto es el cielo… te juro que no pienso protestar…- la voz de él se dejó oir, a pesar de que mantenía los ojos cerrados. Susana sonrió
- Creo que el cielo aún te queda algo lejos…- le contestó- ¿cómo estás?
Alejandro abrió los ojos y la miró.- Bien…- sonrió- me alegra verla señora jueza…¿y a que viene este honor?
- Bueno…. digamos que… era mi deber saber que la víctima se encontraba bien
Ale sonrió y buscó su mano por encima de la manta. Ella observó el movimiento, nerviosa
- No.. en serio Su…¿por qué estás aquí?
Ella se perdió en su mirada.- Porque estaba preocupada… quería saber que estabas bien.. que estabas fuera de peligro
- Tengo la cabeza dura…- replicó él sin soltarle la mano- me alegra que hayas venido
Susana se sentó en la cama, cerca de la cabecera. El sintió que su corazón saltaba en el pecho
- ¿Se ha sabido algo de Álvaro?- preguntó tras una pausa
- Consiguió escapar de la policia…- respondió ella mirándole- pero se llevó a Beatriz consigo..
Alejandro desvió la vista, aturdido por las noticias. Se alegraba enormemente que su primo hubiera conseguido escapar… pero no lograba entender porque se había complicado mas la vida, llevándose a Bea consigo
- No se porque está haciendo todo eso… no se porque me golpeó.. y no se porque se ha llevado a esa chica
- Te golpeó para escapar… y lo de Bea.. puede ser por mantenerla como rehén…
- Tu no sabes como Álvaro ama a esa chica…- saltó Ale- jamás le haría daño
- ¿Estás seguro? Fue ella quien lo condenó a 15 años de cárcel…
- Susana, por favor…- dijo él dolido- mi primo es mi hermano.. nos hemos criado juntos, se quien es, se como se comporta, como siente… lo que le duele.. lo que no. Toda su vida ha sido un niño perdido, un niño sin rumbo con una vida que no le pertenecía. Jamás pudo llenarse la ropa de barro porque no era correcto, y jamás pudo destrozarse una rodilla jugando en el parque porque su clase social no lo permitia. Tuvo que estudiar lo que se esperaba que estudiara.. y tuvo que ser el hombre que todos esperaban que fuese. Nunca pudo decidir por si mismo… por mucho que él intentara ir de independiente. Ni siquiera su mejor amigo, Gonzalo, o yo mismo, supimos darle la libertad que él tanto ansiaba. Porque ni siquiera podía ser el mismo con las personas que quería.. porque hasta la novia se la impusieron…como algo de lo mas natural del mundo. Y no la amó… como no amó ser director general de Bulevar 21. Él quería viajar, ver mundo, navegar… incluso venirse conmigo y estudiar algo que le llenara… pero los estudios no se le daban bien y no tuvo el valor de enfrentarse a nadie… y mucho menos a su familia.
- Alejandro…- empezó ella entendiendo lo que él intentaba explicarle
- Porque su padre jamás estuvo orgulloso de él… jamás. Siempre interpuso a Diego de la Vega por encima de los logros de Álvaro.. como si Álvaro fuera el inútil mas grande del planeta. Y yo se que Álvaro no sabe el parentesco que le une a Diego, el día que lo sepa, un muro mas de su vida se desmoronará… si es que aún le queda uno de pie- cogió aire y la miró con intensidad, deseando que ella comprendiera lo que le estaba contando.. y porque se lo estaba contando. Susana le escuchaba sin decir nada.. a pesar de la curiosidad por el supuesto parentesco de Diego de la Vega.. y de la ignorancia de Alvaro- se enamoró de Bea por vez primera en su vida. Se había enamorado de una persona que lo quería por lo que era, no por quien era.. que lo aceptaba con sus defectos y sus virtudes, y por vez primera en su vida, se imaginó su vida al lado de alguien… solo de ese alguien. Ella lo llenaba, le daba tranquilidad, felicidad, le hacía sentir que podía ser el..y Bea le amaba… o eso creímos todos. Cuando pasó lo de la empresa, cuando ella acabó en la cárcel, él quiso morir..y aunque se equivocó, volvió a Madrid a apoyarla, a entregarse… a dar su vida por ella. Jamás pensó que ella mentiría en el juicio
- Todo el mundo sabe que ese juicio fue una farsa Alejandro… por eso mis compañeras estaban trabajando en ello..
Alejandro negó con la cabeza.- Es que no te cuento esto por eso Su… quiero que entiendas que en ese juicio, Álvaro no perdió solo la libertad… perdió su vida entera.. perdió en lo que mas creía.. perdió lo que mas amaba.
- Pero ahora fugándose no va a solucionar las cosas…- dijo ella soltándose de su mano- no me puedo creer que lo apoyes en eso…
- ¿A ti te gustaría ver a tu hermano en la cárcel sabiendo que es inocente?- le preguntó él de frente
- Alvaro Aguilar no es inocente…. Nunca lo fue
- ¿Tan culpable era como para condenarlo a 15 años?- siguió Ale
Susana se levantó de la cama, y a Alejandro le dolió que se alejara. La miró con ese mismo dolor en la mirada
- Susana….
- No quiero creer que tú estás involucrado en la fuga..- le dijo ella con tono dolido- sabes que soy juez.. sabes que no puedo callar…
- Yo no te he dicho eso…- le dijo él incorporándose un poco
- ¿Te crees que soy tonta?- las lágrimas la traicionaron. Había cometido la torpeza de ilusionarse con él, y ahora estaba entre la espada y la pared- le defiendes demasiado…
- ¿Y eso es un delito?- la increpó él, también dolido
Susana se tapó la boca con la mano, intentando no soltar un sollozo y se giró hacia la puerta. A Alejandro le entró el pánico
- Su.. por favor…. No te vayas…
Ella se detuvo en la puerta, sin girarse
- ¿Para que? ¿Para que me convenzas de que os defienda a pesar de mi ética y mi puesto de trabajo?
Ale sintió que el corazón se le encogía ante sus palabras
- No…no quiero que me defiendas… solo que te quedes.. aquí.. conmigo..
- ¿ Por que?- ella lloraba, ya sin poder evitarlo
El se incorporó mas en la cama..tanto como le dejaron los cables
- Porque te me has metido debajo de la piel y no puedo dejar de pensar en ti. Porque me gustas.. aun mas de lo que estoy dispuesto a reconocerme a mi mismo…porque me encanta tu sonrisa, tu fuerza… porque en los pocos días que te he visto lo único que quiero hacer es protegerte... y poder perderme en tus brazos…
Susana se giró finalmente y lo miró. El se había quitado los tubitos de la nariz y ella, en un impulso, corrió a colocárselos de nuevo
- No seas bruto..- le dijo ella en un susurro mientras se los colocaba de nuevo
Ale alzó un brazo y le acarició la mejilla, secándole una lágrima que aún rodaba. Ella lo miró hipnotizada
- Perdóname..- le susurró él a su vez- perdóname por hacerte llorar…daría lo que fuera por evitarte cualquier daño…
Ella negó con la cabeza, intentando sonreir, sin conseguirlo.- Estoy bien…- contestó- es que han sido demasiadas emociones para un solo día..
Alejandro la atrajo hacia si con suavidad y la besó en la frente. Susana lo miró sintiéndose desprotegida
- Ya me hicieron daño una vez… y no lo he superado..
- Ahora estás a salvo… nunca mas volverás a llorar..
- ¿Eso es una promesa?- ella sonrió
Él no le contestó. La miró, muy serio, y atrayéndola mas hacia él, la besó con fiereza

lunes, 4 de agosto de 2008

Capítulo 55

Gonzalo volvió al salón con una taza de chocolate humeante en la mano. Laura ya se sentía mas tranquila, y miraba por la ventana con expresión distante.
- Aquí tienes- le susurró alargándole la taza- tómalo.. te sentirá bien
Ella aceptó la bebida, pero la retuvo en las manos sin beber
- No me puedo creer todo lo que está pasando- dijo ella a media voz, perdiéndose en el oscuro líquido de la taza- se que es culpa de Ana, por esa obsesión suya por ese…. Pero si yo no hubiera aceptado el caso, ella no….
- No te tortures mas- la interrumpió Gonzalo- tu hermana se pondrá bien.. estoy seguro
Laura sonrió débilmente.- Con lo cabezona que es, no me extrañaría nada…- le miró, con ojos brillantes- pero me da tanto miedo que después que despierte no siga siendo la misma…
Gonzalo se acercó mas a ella y la abrazó. Ella se dejó abrazar
- No te preocupes ahora por eso..ya verás como todo sale bien- la besó en el cabello- ¿Por qué no intentas dormir un poco? Te prepararé la cama
Ella se separó de él y lo miró, triste
- ¿Y tú dónde vas a dormir?- le preguntó
- Aquí, en el sofá- sonrió- no te creas… es mas cómodo de lo que parece…
Laura volvió a mirar la taza, sorprendentemente tímida de repente
- ¿No.. no…?- se detuvo
Gonzalo la miró, lleno de ternura
- ¿Qué…?- la animó
Laura cogió valor, como quien coge aire
- ¿No querrías dormir conmigo? Necesito que me abracen, que me hagan sentir que de verdad todo está bien
Gonzalo sintió que el corazón se le detenía y lo único que acertó a hacer fue asentir con la cabeza. Le mostró la mano vacía, llena de promesas no habladas, y ella la tomó sin arrepentimientos. Se pusieron de pie y Gonzalo le acarició la mejilla con suavidad, mientras la llevaba hacia el dormitorio. Allí la sentó en la cama, y la miró
- Se que tu estás preocupado por Álvaro, y que estoy abusando de ti, pero…
- Shhh..- la hizo callar con un gesto- es cierto que estoy preocupado.. pero ahora estoy donde quiero estar… contigo
Laura no pudo evitar sonreir y se tumbó en la cama con la ropa puesta. Gonzalo se tumbó a su lado, también sin desnudarse, y la abrazó, atrayéndola hacia él. Laura apoyó la cabeza en su pecho y cerró los ojos. No sabía lo que le depararía el futuro.. pero lo que si sabía es que ella también estaba donde quería estar.
Bea miró la mano que le retenía Álvaro y un sentimiento de felicidad y de pánico se mezclaron en su interior. Tuvo miedo de moverse, de decir algo, por si se estropeaba el momento. Le miró a los ojos, esperando ver odio, rechazo… cualquier cosa que lograra dañarla. Pero lo que encontró hizo que se quedara sin aliento. Su mirada oscura la miraba con nostalgia… y con algo muy cercano a la ternura
- ¿Eres tú?- repitió con el tono de voz algo mas fuerte
Ella tragó saliva. Notaba que ardía en fiebre… que quizás no estaba muy consciente de lo que estaba pasando
- Si.. pero tienes que descansar… - susurró ella, quitándole la toalla mojada con la mano libre
- Conseguimos escapar… por fin somos libres…- siguió hablando él, sin hacerle caso. Su mano seguía apretando la de Bea
Bea no pudo evitar sonreir tristemente al escucharle. Nunca mas volverían a ser libres… él por ser un preso fugado… ella porque estaba dispuesta a seguirle allá dónde fuera.. aunque fuese el fin del mundo
- Descansa y no pienses en eso ahora…estás herido… - le dijo mientras intentaba escurrir la toalla con una sola mano
- Te he echado tanto de menos…- dijo Álvaro de repente, sobresaltándola
- ¿Có…cómo?- preguntó Bea quedándose súbitamente quieta
- Que fue un infierno ir a la cárcel… pero peor fue saber que te había perdido definitivamente… saber que ya no me querías.. que me habías olvidado para siempre…
Las lágrimas acudieron a los ojos de Bea, mientras se daba cuenta de que él, en su delirio febril, parecía haber olvidado todo lo malo que había ocurrido entre ellos. Parecía no sentir nada malo por ella…nada fuera de su amor, de todo lo que habían compartido una vez.
- No te he olvidado..- susurró ella mientras su mano libre, como si tuviera vida propia, le acariciaba el rostro sin poder contenerse- no podría aunque quisiera…
Alvaro se incorporó un poco sobre la cama. Su expresión denotaba que le dolia cualquier movimiento, pero no se quejó… pareciendo que estaba por encima de cualquier cosa que no fuera ella y su cercanía
- ¿Me amas, Bea? ¿Aún te late el corazón cuando me sientes cerca…?¿Puedes escuchar el grito de agonía de tu alma cuando sabes que no me puedes ver?
El llanto de Bea arreció y solo pudo lograr asentir con la cabeza. El se acercó mas a ella, y ella sintió su calor a través de los dedos, de su propia piel
- He llorado lágrimas de sangre por cada minuto que he pasado lejos de ti. Por cada minuto que he anhelado tenerte cerca. He querido odiarte con cada fibra de mi ser, pero me es imposible. Te llevo grabada a fuego mi niña.. y lo único que quiero hacer es amarte…amarte por el resto de mi vida
Bea le cogió el rostro con las dos manos, mientras no podía parar de llorar. Llorar de alegría, de tristeza por sentirse tan vulnerable ante sus palabras… y llena de pánico por dejarse llevar y que él volviera a destruirla con un solo gesto. Alvaro juntó su frente con la de Bea, mientras sus manos cubrían las de ella, llenándolas de calor y de vida
- Alvaro…yo…- empezó ella a decir
- Shhh…- la calló él mientras apretaba las manos de Bea con fuerza sobre su cara- no pienses… no hables… estoy débil… y quiero que las pocas fuerzas que me quedan, me sirvan para sentirte como jamás te he sentido… Regálame eso Bea.. regálame tu cuerpo.. tu amor… tu vida…
Ella contuvo el aliento ante sus palabras y él aprovechó para buscar su boca y apoderarse de su soplo de aire. Un beso desesperado que la dejó sin fuerzas, sin pensamientos coherentes, sin nada que no fuera él. Sintió su lengua buscar la suya y se la entregó sin resquicios, completamente vencida. Alvaro la atrajo hacia si y abrazándola, se tumbó llevándola consigo, apretándola como si quisiera fundirse en su piel… como si sentirla fuera lo que le mantenía con vida. Bea notó su debilidad física, pero no pudo hacer nada por protestar. Le amaba tanto que era incapaz de renunciar a aquel momento…ni a ninguno que él quisiera darle.

sábado, 2 de agosto de 2008

Capítulo 54

Santi salió del taxi a la carrera en cuanto hubo llegado al hospital. Había escuchado por la radio todo lo que había pasado en Bulevar con Álvaro, y lo único que había logrado averiguar, además de que Alejandro, el primo de Álvaro, había resultado herido, es que se había llevado a Bea consigo.
Había llamado a Nacho, desesperado por noticias, pero el novio de su amiga había desconectado el móvil. Desconectado…¿cómo podía desconectar el móvil en una situación tan crítica? Santi lo odió mas que nunca en aquel momento, pero no tenía tiempo de asimilar sus propios sentimientos.
No sabía a quien llamar, a quien acudir, hasta que la luz se abrió en su mente. Quizás, alguno de los acompañantes de Alejandro sabría algo de Alejandro, y por consecuencia de Bea. Él no quería delatar a nadie… sólo saber que su mejor amiga se encontraba bien.
Fue a entrar en el hospital, cuando vio salir a Jota acompañado de Cris
- Dios santo… gracias a dios que os encuentro…¿Qué ha pasado, Jota?¿Dónde está Bea?
La pareja se miró entre si, para después volver a mirar al informático
- No sabemos nada de Bea..- respondió Jota
- Pero..¿y Álvaro?
- Alvaro ha conseguido escapar de la policía..- respondió esta vez Cris- pero no sabemos nada mas
Santi palideció.- ¡Dios! ¿Y ahora que? ¿Cómo ha podido llevársela Álvaro? ¡La odia! ¿Qué es lo que se propone?
- ¿Crees realmente que Álvaro le haría daño? – preguntó Jota en respuesta- estaba desesperado de amor por ella..
- Eso fue antes…- le respondió Santi moviéndose nervioso- ¡dios!- repitió
- Tranquilízate..- le dijo Cris poniéndole una mano en el hombro- y vete a casa. En cuanto sepamos algo, te avisaremos
Santi se mordió el labio inferior, sintiéndose impotente. No podía volver a casa, dónde le esperaba un Carmelo también desesperado por noticias. Volver a una casa que se le antojaba horriblemente solitaria desde que Bárbara había volado a New York, harta de sus desplantes. Su vida iba cayendo inexorablemente hacia el vacío… y nada parecía detenerlo.
- Por favor..- suplicó- necesito saber que ella está bien…
Jota le tocó un hombro, infundiéndole ánimos, mientras seguían caminando y se alejaban de él. Santi no les miró marchar. El sentimiento de culpabilidad por haberle fallado a su amiga, se hacia hueco cada vez con mas fuerza, en el alma y en el corazón.
Zarek pidió un whisky doble al camarero y miró el local que estaba casi vacío a aquellas horas de la noche. El camarero se lo sirvió y bebió en silencio, pensando en el caso que tenia entre manos. Algo le decía que el número de personas implicadas, al final le acabaría produciendo dolor de cabeza, pero en el fondo les entendía. Entendía que Alejandro García encubriera a su primo.. y comprendía que aquel hombre, Álvaro Aguilar, hiciera lo imposible por recuperar la libertad, después de haberla perdido por una condena presuntamente injusta. Porque eso era lo que se decía y lo que se murmuraba en el ámbito judicial y policial. Que su juicio había sido un completo chiste…un circo total. Y esa había sido su primera pista a seguir.. contra mas gente estuviera convencida de su inocencia, mas gente estaría dispuesta a ayudarle… y por lo tanto a implicarse en su fuga. Pero cuanta mas gente estuviera implicada, mas se taparían, y eso sería peor que la búsqueda del santo grial. Suspiró y bebió de su vaso, intentando relajarse y dejar de pensar. Pero la imagen de la ayudante interrumpió en su mente y entrecerró los ojos. Había sentido una punzada en el corazón al verla tan mal en el hospital por causa de su hermana, y aunque había querido consolarla como no había querido algo en mucho tiempo, sabía que no era buena idea involucrarse emocionalmente con nadie en aquellos momentos de su vida. Y por eso había escapado del hospital tras el interrogatorio… por eso y por no querer sucumbir ante aquella mujer de carácter endemoniado y mirada directa.
La puerta del bar se abrió en aquel momento y Zarek miró hacia allí, quedándose casi paralizado. El objeto de sus pensamientos se dirigía hacia él
- Inspector…- dijo ella al llegar a su altura- por fin…
Zarek enarcó una ceja.- ¿Por fin?
- Llevo siguiéndote desde que has salido del hospital- contestó Pheebs alzándose de hombros- quería saber que hacía un hombre rudo como tú cuando acaba su jornada laboral
El policia levantó el vaso a modo de brindis
- ¿Satisfecha?- ella le sonrió- ¿quieres una copa?
- Beberé lo mismo que tu- contestó ella con rapidez- necesito algo fuerte
- ¿Estás bien?- le preguntó Zarek tras pedir la copa al camarero
- ¿Yo? Perfectamente… Es la tonta de mi hermana la que está en coma, no yo
Zarek supo entrever la coraza de defensa a través de las cínicas palabras de su acompañante
- Si puedo hacer algo por ti…- dijo
Ella cogió el vaso que le puso el camarero delante
- ¿Por qué Zarek? Es un nombre extraño…- preguntó en lugar de contestar
- Mi padre era griego- respondió él sencillamente
Pheebs guardó silencio
- ¿Y porque Pheebs llamándote Diana?
Ella le miró sorprendida.- ¿Y tú como sabes eso?
Él sonrió.- Soy policia… y creo que de los buenos…
Pheebs desvió la vista hacia el vaso, sin poder evitar sonreir también
- Susana me llama asi. Es el diminutivo de Phoebe.. que es Diana en gaélico.
- Interesante..- dijo él sin perder la sonrisa- sois una caja de sorpresas…
- Al menos lo intentamos. La vida sería muy aburrida si no tuviéramos nuestros momentos
Zarek la miró con intensidad.- ¿Te puedo hacer una pregunta personal?
- ¿Qué si me acostaría contigo?- ella le miró, seria- si
El volvió a enarcar una ceja, mientras intentaba ignorar el fuerte latido de su corazón y el tirón de su entrepierna
- Eres muy directa, ¿no?
Diana se alzó de hombros.- Lo suficiente…¿me ibas a preguntar eso?
- No, te iba a preguntar si a tu amiga le gustaba Alejandro
Ella le miró a través del borde del vaso
- ¿Aún trabajando, inspector? ¿o debo pensar que esa pregunta tiene un carácter, digamos, mas personal?
- No a la primera pregunta, y no a la segunda. Es simple curiosidad
- Pues yo diría que tanto como tu a mi… y es mucho, te lo aseguro
El tirón de la entrepierna de Zarek se acentuó. Bebió de su vaso intentando restarle importancia a la conversación
- Al final conseguirás escandalizarme
Ella se giró de golpe hacia él e hizo que la mirara
- Eres el tio mas increíble que he visto en mi vida… y dios! necesito sentirme viva… - le puso las manos en el pecho, haciéndole sentir su calor a través de la camisa- quiero que me hagas el amor.. besarte, sentirte, escucharte gemir..- había comenzado a besarle el cuello, el lóbulo de la oreja, y los brazos de Zarek la rodearon como si tuvieran vida propia
- Pheebs…- susurró él encendido de deseo
- Diana… llámame Diana- ella buscó su boca, apoderándose de ella, uniendo su lengua a la de él y Zarek le devolvió el beso, ya sin poderse contener
- ¿Tu casa o la mia?- susurró él contra la boca femenina, mientras sus manos le acariciaban la espalda
- La tuya… vamos a tu mundo inspector.. aunque mañana tenga que volver al mio…
Zarek no se hizo de rogar. Sacó un billete del bolsillo dejándolo en la barra, y sin dejar de besarla, la condujo hacia el exterior, dónde esperaba su coche