Diana repiqueteó con el pie en el suelo de forma impaciente, mientras picaba al timbre del apartamento de su amiga por quinta vez. Chasqueó la lengua y fue a picar, esta vez de forma insistente, un segundo mas tarde de la anterior
- ¿Te quieres esperar un poco?- le dijo Zarek deteniéndole la mano- vas a quemar el timbre con tanta impaciencia
- ¿Impaciencia yo? – Diana bufó- ya le he picado casi seis veces… si fuera impaciente, hace dos que le habría echado la puerta abajo… y eso que no estoy en uno de esos días que tenemos las mujeres de vez en cuando…
- Vaya.. me alegra saberlo..- Zarek hizo una mueca- ¿Por qué no la llamas?
Diana le mostró el móvil que tenía en la mano.- ¿Y que crees que hago? ¿Ligar con el móvil y hacer manitas? Le he hecho cuatro perdidas y voy a mandarle un sms en este mismo instante
- A eso, en mi trabajo, se le llama acoso- dijo él alzando una ceja
- Y aquí se le llama…”ábre la maldita puerta que tengo un plan increíble con un tio increíble y me lo estás gafando”
Zarek puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreir. Con aquella mujer no podía estar demasiado tiempo serio. En ese momento sonó en el móvil de ella el aviso de un mensaje, y ella lo leyó con una mueca
- ¡Acabáramos….!
- ¿Qué pasa?
- Dice que no está en casa… que le deje las llaves del coche en el buzón
- ¿Está bien?
Diana ladeó la cabeza, mientras seguía mirando el mensaje.- No lo pone.. pero la conozco lo suficiente como para responderte que no, que no está bien…
- ¿Quieres que…?- preguntó él preocupado
- No.. no. Querrá estar sola- le miró- ¿vamos a cenar?
- Claro…- dijo él no muy convencido al ver la expresión triste de ella- vamos
Diana comenzó a andar, y en ese momento apareció ante ellos un chico alto, delgado y el cabello del color del cobre. Llevaba una mochila en las manos, y al mirarlos con sus ojos dorados, sonrió con reconocimiento.
- Buenas noches…- dijo con voz aterciopelada mientras se marchaba
La ayudante se quedó parada de golpe, haciendo que Zarek se chocara contra su espalda.
- ¿Qué….?
- Joder…
- ¿Qué pasa?- preguntó él
- Uff… -respondió ella
- ¿Uff..?
- Era mi vampiro
Zarek pensó la pregunta antes de formularla. Seguro que había escuchado mal
- ¿Tu…. vampiro?
Ella bufó.- Bueno, no es un vampiro.. pero se parece condenadamente mucho a un personaje de libro que me vuelve loca..
- Lees demasiado… o tienes demasiado imaginación..- ahora fue el turno de él de bufar
- Eso es lo que me dice Su cuando le digo que me deje acampar en la escalera por la noche, para verlo irse a trabajar…- contestó ella con una mueca
- Ahora añado que estás como un cencerro
- Y lo que me cuesta estarlo…. O te crees tu que ser fuera de lo normal es algo que se consigue asi, a la ligera…- ella puso morritos
Zarek no pudo evitar la carcajada y la abrazó por detrás. Ella se giró en sus brazos y le echó los brazos al cuello
- ¿Te conformarías con cenar… no se… spaguettis recalentados?
- ¿Spaguettis recalentados? ¿y permiten que ese bar esté abierto?- él hizo una mueca divertida
Ella se pegó mas contra él.- No es un bar… es mi casa… Podríamos ir a mi casa… y luego te compenso con el postre…- dijo mientras le lamía los labios
- ¿Esto ha sido el vampiro?- preguntó él entre risas
- Mmm…- ella le besó y él se dejó besar, completamente vencido- prefiero la sangre caliente… aunque…
Zarek no la dejó replicar. La besó con fiereza y segundos mas tarde, la arrastró hacia la calle, buscando un taxi que los llevara a casa de Diana. La carcajada de ella, ante su prisa por entrar en el coche, cuando el taxi se detuvo, fue lo único que se escuchó en mitad de la noche, antes de que el motor rugiera y los alejara de allí.
Alejandro entró en la sala con paso cansado y se dejó caer en una silla cercana, mientras se tapaba la cara con las manos. No había dormido en toda la noche y se sentía exhausto… pero sobretodo por no saber nada de Susana, de si estaba bien… de si había pasado buena noche. Había estado tentado de llamarla al móvil en incontable ocasiones, pero no lo había hecho.. queriendo darle un espacio que a él lo volvía loco. No le importaba si lo detenía… si cumplía con su deber…porque lo que le estaba matando era la certeza de que la había perdido… irremediablemente
- Menuda cara..- la voz de Saymi se dejó escuchar entre la neblina de sus pensamientos- ¿mala noche?
Él no alzó la cabeza.- De lo peor…
- ¿Un café?- preguntó ella, con semblante preocupado
- Por favor…- Alejandro afirmó con la cabeza y la miró. Ella se preocupó mas aún al ver el dolor de su mirada. Pero no dijo nada mas, y le tendió la taza, justo cuando los demás comenzaban a entrar en la sala
- Buenos días..- saludó Cris que venía seguida de Jota- ¿estamos todos?
- Creo que si..- contestó Gonzalo desde la puerta. Venía con Laura.. y Beatriz. Esta los miró a todos con sus grandes ojos verdes
- ¡Bea!- exclamaron varias voces al verla- ¿Qué…?
- Ahora contaremos toda la historia… por favor.. ir sentadoos..- dijo Laura entrando en la habitación.
En ese momento entró Diana y saludó a los presentes con un movimiento de mano. Miró a Alejandro, que se había incorporado en la silla de pura ansiedad.
- ¿Y Susana?- le preguntó cuando le miró
Diana no le contestó. Se sentó en una silla cercana, sin mirarlo mas, y vio que efectivamente, estaban todos.
- Creo que estamos todos…- Laura miró a su hermana, y ésta afirmó con la cabeza- y como veis, hay novedades, y de las buenas.. pero Saymi también tiene algo que contarnos.. asi que empecemos con ella…
Saymi se echó hacia delante, apoyando los brazos sobre la mesa, pero no se levantó
- Chicos.. el estado de mi padrino empeora por horas.. y el juez, tal y como nos temiamos, está pidiendo su comparecencia ante un tribunal mexicano. Miguel y yo vamos a ir hacia allí a ayudar a Merche y a Sara. Hemos contratado al mejor abogado criminalista… pero temo que no salga de esta….
Un gran silencio abatió la sala.
- ¿Cuándo te irias..?- preguntó Jota con un nudo en la garganta
- En dos días. Ya está todo preparado… He hablado con Laura y Gonzalo por el tema de la empresa…- miró a Jota con pesar- quería haberlo comentado contigo, lo siento, pero es que no he tenido tiempo físico
- Lo importante es Francisco..- contestó el ex mensajero
- Si.. asi es. Se que Álvaro está muy bien defendido… y la presencia de Bea en la defensa, mejora mucho las cosas…- la miró y sonrió- o eso espero…
- Si.. de eso tenemos que hablar principalmente..- dijo Laura tomando de nuevo la palabra- Beatriz va a cambiar su declaración… eso nos deja la oportunidad de poder repetir el juicio… y que sea justo. Solo tenemos que conseguir que declare frente a un juez y lo demás será puro trámite. Sólo necesitaríamos que Álvaro se entregase
- Eso va a ser complicado..- dijo Gonzalo
- Ayer intenté hablar con él… - intervino Bea- pero no quiere volver a la cárcel…
- Hay otro problema…- dijo Alejandro hablando por primera vez
- ¿Cuál problema?- le preguntó Cris
- Que si tiene que declarar delante de un juez, Susana no está… y estamos perdiendo un tiempo precioso
- Susana no va a estar…- dijo Diana en voz alta
- ¿Qué?- preguntó Alejandro mirándola
Diana le miró fijamente y segundos después retiró la mirada para buscar en el interior de su bolso. Aquella mañana, muy temprano, había llegado a la oficina inmensamente feliz y deseosa de contarle a su mejor amiga lo bien que se lo había pasado aquella noche. Y se había encontrado con la peor noticia que se podía encontrar. Se obligó a no hundirse, a no soltar el grito de rabia que le atenazaba la garganta y sacó dos sobres. Uno se lo tendió a Cris. El otro era para Alejandro
- Aquí lo explica…- les tendió ambas cartas
Cris cogió la suya con rapidez, mientras que Ale miraba la carta como si quemara. Dudó en cogerla, y retrocedió un poco, cuando Diana la dejó caer sobre la mesa.
- Lee lo que dice, por favor..- urgió Gonzalo
Cris abrió la carta y empezó a leer en voz baja y con el ceño fruncido. Todos esperaban impacientes
- Dios santo…¿por….por….porque ahora?- exclamó la abogada llevándose una mano a la frente
- ¿Qué ocurre?- preguntó Saymi
- Su…Susana.. que ha dimitido- Cris los miró a todos, como si no fueran reales, como si estuviera en medio de una auténtica pesadilla- esta misma mañana a puesto a disposición su cargo frente al tribunal supremo……
- ¡¡¡MALDITA SEA!!!- gritó Alejandro levantándose y tirando la silla con el movimiento
- ¿Por qué no lees tu carta, Alejandro?- le preguntó Diana mordiéndose los labios de rabia- ¿tienes miedo de lo que te vas a encontrar? ¿o tienes miedo de saber que todo esto es culpa tuya?
Alejandro la miró con dolor y frustración. Sabia lo que su carrera significaba para Susana.. y había renunciado… por su culpa…
- ¿ De que va todo esto?- preguntó Cris
- Su se enteró de todo..¿verdad?- le preguntó Laura al primo de Álvaro.
Él tragó saliva, mientras una lágrima de impotencia, recorría su mejilla. Se llevó un puño a la boca para no gritar
- ¿Alguien me explica….?- volvió a preguntar Cris
- Alejandro y yo hemos sabido desde el principio el paradero de Álvaro..- soltó Gonzalo, haciéndola callar
- Que…¿Qué?
- Déjalo Cris..- le dijo Jota acariciándole un brazo- es normal… su primo y su mejor amigo. Sabes que Álvaro lo está pasando mal… Tu hubieras hecho lo mismo por mi…
- ¿Y porque no liberasteis a Bea?- preguntó la abogada sin hacer caso de las palabras de su novio
- Porque Bea no quería ser liberada…- contestó Gonzalo
- Estaba allí porque quería estar allí. Y por mi, jamás me hubiera ido… jamás- terminó Bea
Cris cogió aire y lo expulsó con lentitud. Miró a todos y a cada uno
- Pues señores… tenemos un problema….
- ¿Qué vamos a hacer sin Susana? Podemos buscar otro juez.. pero no tendremos la certeza de que se ponga de nuestro lado…- habló Saymi
Alejandro soltó una maldición y salió de la habitación, no sin antes coger la carta de sobre la mesa. Gonzalo quiso seguirlo, pero Laura lo retuvo cogiéndole del brazo, y negando con la cabeza. Era mejor dejarlo solo
Se alejó hacia la salida del edificio donde se producían aquellas reuniones clandestinas, y salió a la luz de la mañana, mientras el sol llegaba ya a su máximo cénit. La angustia y la desesperación lo consumían… y lo único que quería hacer era gritar y gritar hasta quedarse sin voz. Se sentó en una fuente cercana, intentando recuperar el control, y miró el sobre que tenía entre las manos. Si.. Diana tenía razón. Sentía pánico de lo que pudiera poner.. de lo que pudiera decirle aquella carta. Pero debía tener valor… valor para enfrentarse a la pérdida.. a que ella no quisiera saber de él nunca mas. Debía tener valor para perderlo todo en aquel preciso instante.
Rompió el sobre con dedos temblorosos, y cuando sacó el papel, las lágrimas le impedían ver. Se las limpió con impaciencia, mientras respiraba con cortos jadeos
“Ale… aunque te pienses que esta carta es una despedida… no lo es.. porque no puedo. He renunciado a ser juez, a los dilemas, y a las decisiones dolorosas. Se que quizás no es el mejor camino… pero es lo único que se hacer ahora mismo. Necesito alejarme para volver a encontrarme a mi misma….porque ya no sé quien soy.. ni porque estoy aquí. Y no se cuando volveré.. ni si volveré. Solo se que tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida… y pase lo que pase, te voy a adorar siempre.
Cuídate mucho peque…
Te quiero
Su”
Esta vez el grito de dolor no se quedó en la garganta. Ni tampoco en el corazón.