martes, 28 de octubre de 2008

Capítulo 65

Pheebs se puso el abrigo con gesto cansado, mientras cogía el bolso y llevaba la mano hasta el interruptor para apagar la luz del despacho. Había quedado con Susana para ir al hospital a recoger a Ana, que por fin le habían dado el alta. Estaba muy alegre por ese acontecimiento, pero el ritmo emocional agotador de aquellos dos meses, le estaban comenzando a pasar factura. El estado de su hermana, las reuniones del clan salvador de Álvaro, como ella lo llamaba, y a la que normalmente, excepto ese día, asistía, y su lucha interna por no echarse a los brazos del policía que los tenia a todos contra las cuerdas, la estaban acabando de volver loca. Suspiró y colocándose el bolso en el hombro, comenzó a caminar hacia la salida. No había habido ni un solo segundo en aquellos dos meses, que no hubiera pensado en él. En lo que sintió en sus brazos, en lo que le gustaba perderse en su mirada clara. Y verlo casi constantemente no la ayudaba. Zarek parecía haberse tomado muy bien su rechazo y la trataba con una frialdad que la mataba, que la consumía por dentro. Incluso el día que cumplió su promesa, y le trajo la ropa interior olvidada en su casa desde aquella noche, no había mostrado ni un atisbo de emoción. Pheebs sonrió, irónica…¿para que mostrar emoción alguna? Ya había tenido ella suficientes emociones, cuando había cortado las bragas en trocitos, con las tijeras del despacho, llena de rabia y desesperación. Aún podía recordar la cara de confusión de Susana, cuando al llegar, se encontró todo el despacho lleno de diminutos trozos de tela. Y sobretodo recordaba su ataque de risa… una risa que acabó en el llanto mas desesperado.
Ni ella ni Susana habían vuelto a tocar ese tema.
Se abrió el ascensor, al que había llamado momentos antes, y el corazón se le encogió al ver a Zarek que la miraba desde dentro.
- Ho…hola- titubeó ella
Zarek se quitó las gafas de sol.- Hola… ¿Susana?
- Ella no está…- Diana desvió la vista y miró hacia el interior del ascensor- hoy ya no vendrá…
Él guardó silencio durante un instante y ella aprovechó para entrar en el ascensor, dispuesta a salir corriendo de allí.
- Me he enterado de la mejoría de tu hermana…- le dijo él aún de espaldas- felicidades
Diana le miró y bebió de aquella espalda ancha, musculosa, pero suave al tacto
- Gracias…
- De nada…- dijo tras una nueva pausa
- Me voy al hospital…- dijo ella como excusándose.
- Claro…- él por fin se giró hacia ella y la miró. Sus ojos azules desprendían anhelo… pero no fue por mucho tiempo, porque bajó la vista
- Zarek..- le llamó ella casi sin darse cuenta
- ¿Si?- él la miró de nuevo con rapidez, esperanzado
Ella se arrepintió de haberle llamado. Quería decirle miles de cosas… pero no se atrevía a decirle ni la mas simple de ellas.
- Tenemos que hablar… Diana
Pheebs lo miró asombrada. Su corazón saltaba hacia él y las ganas de abrazarlo, la dejaron débil y exhausta
- Me muero por abrazarte… pero creo que tenemos que hablar primero.. que tenemos que decirnos muchas cosas que no nos hemos dicho…- siguió él mientras su mano se apoyaba en el quicio de la puerta del ascensor, evitando que ésta se cerrara. Diana se sintió temblar- ¿no vas a decir nada?
Ella le miró, llena de miedo.. llena de esperanza. Asintió con la cabeza, demasiado emocionada como para poder hablar. Sabía que no podía ser.. que el buscaba a Álvaro para encerrarlo.. y ella para defenderlo. Pero le daba igual… al diablo con todo… al diablo con los porques..al diablo con los miedos y las consecuencias. El apartó la mano de la puerta del ascensor, aparentemente satisfecho de la falta de respuesta de Diana
- Zarek…- le llamó ella cuando ya se cerraban las puertas
- ¿Qué… qué..?- él intentó contener las puertas, sin éxito
- Que te quiero….- ella lo susurró.. aún sabiendo que aunque lo hubiera gritado, probablemente Zarek no la habría escuchado, pues el ascensor ya había tomado su camino descendente hacia la planta baja.
Alvaro miró de nuevo a Bea que había desviado la vista y decidió ir a la cocina con Driade, antes de cometer una tontería. Tenía ganas de gritar, de mandar el mundo al diablo.. de arrastrar a Bea a sus brazos y calmar su tristeza con palabras llenas de ternura. Pero no se atrevió. El dolor de aquellos ojos verdes lo traspasaron, y huyó como un cobarde.. incapaz, por enésima vez de dejarse llevar y decirle todo lo que sentía en su interior.
Entró en la cocina y sintió que Driade le había seguido, pero no se giró. Se sentía furioso, y no hizo nada por no demostrarlo
- ¿Qué te pasa?¿A que viene esa cara?- preguntó ella al notarlo
Alvaro se sentía demasiado enfadado como para no soltar lo que sentía
- ¿A que ha venido el numerito de allá afuera?- le espetó
Lucía lo miró sin entender.- ¿Numerito?¿Qué numerito Álvaro?
Alvaro la miró, lleno de rabia.- Sabes perfectamente de lo que hablo. El numerito del beso en el salón.
- ¿Darte un beso te parece un numerito?- ella puso los brazos en jarras, comenzando también a sentirse furiosa- la noche que me follaste no te pareció un numerito
- Ya hablamos de esa noche..- contestó él- ya dijimos que no nos daba derecho a nada a ninguno de los dos… ¡maldita sea Lucía! ¡Te has comportado como mi maldita novia desde entonces!
- ¡¡Ah claro!- gritó ella, fuera de si- ¡ El problema es que te he besado delante de la mosquita muerta de Beatriz! ¿no?¿Verdad que es eso?
- ¡¡NO LA LLAMES ASI!!- vociferó él- No… no te a-tre-vas a llamarla así
Lucía guardó silencio ante el estallido de Álvaro. No era por miedo, ni por que él se lo hubiera gritado. Calló por rabia, por desesperación. Después de una única noche de haberla pasado en sus brazos, una noche que ella sabía que estaba desesperado por una razón que no quiso ni saber.. había creído realmente que tenía una esperanza, un rayo de luz…pero no había conseguido nada. El la ignoraba… incluso mas que antes
- Te lo he dado todo Álvaro… todo. He renunciado a mi libertad por estar aquí, contigo. He renunciado a mi hermana, a mi trabajo… a todo…- dijo ella con voz rota
- No te lo pedí- Álvaro la miraba con expresión dura, insensible. Había aprendido a no dejarse llevar por nada ni por nadie. Sólo tenia su sed de libertad y su amor por Bea. Nada, nada fuera de aquello, tenia ya cabida en él.
Dríade retrocedió ante la crudeza de sus palabras
- No puedo creer que hayas cambiado tanto…- susurró
- ¿Cómo crees que podía seguir? ¿Cómo un niño rico que lo tiene todo y no hace nada por conseguirlo?- sonrió, intentando que fuese de forma cínica, pero le salió una sonrisa triste- te recuerdo que solo soy un preso en busca y captura… Un preso que está condenado a 15 años.. y que seguramente le caerán mas si le atrapan…
- Alvaro…
- Marchate Lucía. Márchate ahora que estás a tiempo…- le dijo él ya sin rabia
- Pero yo te quiero..- dijo ella al borde de las lágrimas
- No me quieras. No tengo nada que ofrecerte. Nada.
- Pero a ella… a ella si tienes que ofrecerle…- Lucia ya lloraba, sin poder controlarse
Alvaro guardó silencio por unos instantes. No quería mentirle. No quería seguir mintiendo a nadie sobre Bea
- No.. tampoco tengo nada que ofrecerle. Quizás odio…odio y un corazón roto en mil pedazos que ella misma rompió. Pero que hace latir cada trozo con solo dedicarme una mirada. Pero soy el mismo preso para ella que para los demás. Y no tengo ningún futuro, ni ninguna vida que ofrecerle a nadie..
- ¿Por qué....?- ella necesitaba respuestas.. necesitaba saber porque había estado con ella. No hizo falta que preguntara mas… Álvaro sabía a que se refería. Tampoco quiso mentir
- Porque necesitaba sentir.. porque necesitaba llenar un vacío que me quemaba por dentro hasta la agonia….- se detuvo
- Y no lo llené…¿verdad?- ella sorbió las lágrimas, llorando ya con desesperación
Alvaro negó con la cabeza y la miró con tristeza. Conocía a Lucía desde su época dorada en Bulevar y habían tenido un breve romance cuando él estaba comprometido con Cayetana. Pero había llegado Bea y había vuelto todo su mundo del revés. Lucía no se merecía nada de eso. Había sido un cabrón… otra vez
- Lo siento Luci…lo siento…
Ahora fue el turno de ella de negar con la cabeza, pidiéndole en silencio que no dijera nada mas. Se giró, y sin mirar atrás, salió de la cocina corriendo, luchando por poner la mayor distancia entre los dos.
Diego movió los pies nerviosamente y miró a Nacho que miraba unos papeles con toda la tranquilidad del mundo. Le desquiciaba que el abogado no siguiera su propio ritmo, pero Nacho parecía marcar sus propias normas
- ¿Has podido hacer lo que hablamos?- le preguntó
Nacho lo miró y sonrió. Esa sonrisa cínica que hacía que a Diego se le erizara el vello de la nuca
- Vamos a ver Dieguito…¿con quien te crees que estás hablando? ¿Con un aficionado?- suspiró ruidosamente- pues claro que lo he podido hacer. Ya está en marcha el trámite para que Francisco Aguilar se presente ante las autoridades mexicanas.
Diego sonrió.- Eres un cabrón con suerte… Goñi
- No.. no te confundas De la Vega.. la suerte me la hago yo. Y pronto tendré todo lo que quiero
- ¿Incluida Beatriz?- soltó Diego de mala fe
Nacho apretó la mandíbula. Quiso levantarse y golpearlo hasta hacerle perder el sentido. Pero no lo hizo. Se limitó a quedarse sentado y mirarlo con la misma sonrisa cínica
- Mi excusa para no tener a la mujer que amo es que un desgraciado me la ha secuestrado…¿y la tuya Dieguito?¿Qué excusa tienes tú para que la secretarucha esa de la que estás prendado, aún te de puerta?
Diego se quedó lívido y se levantó, con los puños apretados, dispuesto a hacerle tragar su burla. No tenia la misma sangre fría de Nacho ni lo pretendía. Pero estaba harto de que aquel bastardo se burlara de él
- Perdón…- dijo alguien desde la puerta entreabierta, y Diego se detuvo, resoplando de rabia. Nacho se levantó con tranquilidad
- Hombre..mi detective favorito…- dijo al reconocerlo- pasa, pasa.. porque supongo que me traes noticias…
El detective, un hombre de mediana edad, y considerado el mejor en su campo, entró en el despacho con una sonrisa de suficiencia
- Pues si.. tengo noticias… y apuesto que le van a gustar..
- Vamos hombre.. habla de una vez…- le instó Nacho, ya impaciente
- Es sobre Aguilar… Álvaro Aguilar. Le he encontrado, señor Goñi. Ya puedo darle la dirección exacta de su paradero….

viernes, 24 de octubre de 2008

Capitulo 64

Alejandro se acercó a la mesa con la bandeja de los vasos en la mano y la dejó sobre la mesa con cuidado de que no se le derramara ninguna de las bebidas. Susana dejó caer la mano sobre la parte de la baja de la espalda de él, en una muda muestra de agradecimiento. Él la miró y le sonrió, mientras se dejaba caer en la silla justo a su lado.
- Está claro que no vamos a llegar a ningún lado mientras las cosas sigan como están…- decía Cris en aquel momento
- Eso en el caso de Álvaro…¿pero que hay de Francisco? No podremos aplazar mucho mas su comparecencia ante el juez… - dijo Laura mientras Saymi asentía con la cabeza.
- Mientras tengamos informes médicos que le impidan viajar, no habrá problema.. – intervino Susana
- Pero el tiempo se nos agota…- dijo Jota mientras cogía uno de los vasos de la bandeja que Alejandro había traído
- Nacho cada día se vuelve mas y mas peligroso…- intervino Gonzalo- sobretodo desde que lo echamos de Bulevar. Ese detective que contrató es un hueso duro de roer
- No se si me preocupa mas él o el inspector Vryzas..- dijo Cris
- Alvaro debería aparecer… o mínimo soltar a Beatriz..- dijo Saymi
- ¿Crees que a estas alturas la va a dejar marchar?- preguntó Laura en voz alta. Y nadie le contestó…. porque ninguno de los presentes en aquella habitación tenía la respuesta.
Aquella era una reunión mas. Una de las muchas reuniones que habían hecho en uno de los múltiples despachos de Bulevar, desde la fuga de Álvaro y la denuncia de Diego hacia Francisco, hacia ya dos meses. Buscaban soluciones, posibles defensas… cualquier cosa que les diera un soplo de esperanza frente a tanta oscuridad. Cualquier cosa que les dijera que las cosas no iban a salir tan mal como en un principio parecía. Pero la búsqueda, hasta el momento, había resultado infructuosa.
Laura y Cris, las abogadas, trabajaban día y noche por encontrar una solución.. y la única que seguían creyendo era la mejor, era el cambio de declaración de Bea. Pero que Beatriz llevara secuestrada mas de dos meses, les hacía pensar seriamente que aquella defensa no les iba a servir de nada. No solo porque Beatriz quizás ya no querría cambiar su declaración.. sino porque el juez posiblemente no la tomara como buena… debido a su largo cautiverio al lado de Álvaro Aguilar.
Y aunque ambas lo hacían ya por orgullo profesional, la verdad era que había mucho de personal puesto en cada minuto que se pasaban estudiando el caso y buscando mil resquicios por los que meterse. Cris por Jota y su vinculación con los Aguilar… y Laura por Gonzalo. Gonzalo, que se había convertido en el eje de su vida y adoraba a Álvaro como a su propio hermano. Presentía que Gonzalo sabía mas de lo que afirmaba, pero no quería indagar mas. Como hacia dos meses atrás, su miedo a perder lo que tenía con él, le detenía a la hora de averiguar si sus sospechas eran realmente certeras. Y aunque Cris intentaba convencerla de la necesidad de saberlo, ella tenía la sensación de que no necesitaba saber nada mas, excepto que él la quería lo suficiente como para seguir a su lado.
Y aunque Cris no la entendiera, sabía que Susana si lo hacía. De hecho, sabía que Susana estaba segura de que Alejandro sabía el paradero de Álvaro, y aunque la jueza no callara en la misma medida que Laura, las peleas eran lo suficientemente frecuentes como para que los principios de toda una vida se tambalearan, y se mordiera los labios para callar al igual que la abogada hacia.
Alvaro seguía en paradero desconocido… y la policia no se rendía. A eso se le había juntado la enfermedad coronaria de Francisco que le impedía volver a España desde México. Merche, la hermana de Alejandro, seguía allí con él, cuidándole… pero con pocas esperanzas de que saliera de aquella crisis. La acusación formal de Diego y la desaparición de Álvaro, habían acabado con su fortaleza. Sara y Benito también seguían allí, ayudándola a pasar el trance.
- Quiero ir al hospital…- dijo Laura de golpe tras una pausa y miró a Gonzalo- hoy dan de alta a mi hermana Ana..
- Voy contigo..- Susana se levantó- Diana me ha llamado para que vaya también al hospital. Hemos quedado allí
- Vale…- Laura se levantó y recogió los papeles que tenía sobre la mesa- podemos quedar la semana que viene si quereis. Antes no puedo… quiero estar con mi hermana
- No hay problema..- dijo Cris levantándose también- yo también tengo el resto de la semana movida…- miró a Jota que afirmaba con la cabeza. Ambos estaban muy metidos en levantar Bulevar, y ponerla al nivel que había tenido en la época de Francisco. No les estaba resultando fácil… ni a Gonzalo tampoco. Este se había levantado de la mesa y siguió a Laura, tras asegurar a Jota que no tardaría mas de dos horas en volver a la oficina
Susana miró a Alejandro que la miraba apoyado en la mesa. Los demás habían comenzado a salir de la habitación tras las consecuentes despedidas, dejándolos solos. Ella se acercó a él
- ¿Vienes conmigo al hospital?- le preguntó
- Lo siento peque…- contestó Alejandro mirándola con pesar- pero tengo algo que hacer…
Ella arrugó el ceño.- ¿Algo de esos algos que no me puedes contar…?
- Su… mi vida… por favor…- empezó él
- Si, si.. que no empiece..- Susana suspiró, cansada. Se separó de él
Alejandro la echó de menos de inmediato.- Peque…
- No te preocupes…- ella intentó sonreir, pero no lo consiguió- ¿llegarás para cenar?
- Claro..- él se acercó a ella y la abrazó con fuerza- te amo mas que a nada, peque… recuérdalo siempre..¿vale?
Susana se dejó abrazar y asintió con la cabeza, refugiada en sus brazos
- Te preparo la cena…- dijo ella con la voz ahogada contra el pecho masculino- pero no te quejes si te pongo laxante…
Alejandro comenzó a reir y separándola un poco, la besó con dulzura
- Pasaré por la farmacia antes de subir… por si las moscas…
- Eso, eso… hombre prevenido..
Él volvió a reir.- Despues de dos meses a tu lado, he aprendido que eres capaz de cualquier cosa, peque…y me das un miedo…
- Haces bien en tenerme miedo…- ella arrugó la nariz- y ahora me voy… que me esperan- dijo separándose de él y buscando su abrigo y su bolso
- Hasta luego…- le dijo él antes de que ella cruzara la puerta. Susana se giró
- Hasta luego…
Ella había sonreído al despedirse, pero Alejandro se dio cuenta, con pesar, de que esa sonrisa no le llegaba a los ojos.
Bea dio vueltas a la cuchara una y otra vez, mientras creaba dibujos con ella en la oscura superficie de la sopa. No tenía hambre, como era ya habitual en ella, y el aspecto de aquella comida, para colmo, no le convencía en absoluto. Pero no había desayunado nada y sabía que no podía pasarse el día sin comer. El Anguila la regañaría seguro si se enteraba de que no había comido… y con toda la razón del mundo.
Anguila se había convertido en su amigo en aquellos dos meses que llevaban en la casa. La protegía y le daba una libertad que jamás hubiera creído. La dejaba vagar por la casa y pasear por el jardín todo lo que quisiera… y ella aprovechaba cualquier oportunidad para distraerse y no pensar en su situación. Porque las cosas, a pesar del tiempo, seguían siendo complicadas. Álvaro ya no la evitaba de la forma irracional que hacía al principio…pero tampoco buscaba la cercanía que ella ansiaba… que ella soñaba con tener. Se había resignado a sentirlo cada día mas y mas lejos… sin posibilidad alguna de que llegara a perdonarla
- Si quieres, te pueden preparar otra cosa…- la voz de Álvaro le llegó como en una neblina. Ella salió de sus pensamientos casi de golpe, sobresaltándola
- ¿Perdona?- preguntó ella, mirándolo, bebiendo de aquellos ojos oscuros
- Que vas a marear la sopa…- le contestó él señalando el plato
Él volvía a llevar el pelo oscuro, mas largo de lo normal, y barba espesa cubriéndole la cara. Había cogido algo de peso desde la huída de la cárcel, y había dejado los chandals a un lado, y ahora se decantaba por tejanos y camisas, que le quedaban a la perfección. Bea pensaba que a pesar de todo, a Álvaro le costaba dejar sus raíces atrás…. y la ayuda de Gonzalo y su primo, tan igual a él, le ayudaban mucho.
Se había acostumbrado a verlos por la casa. Gonzalo, incluso, había hablado con ella en un par de ocasiones… sobretodo para averiguar si ella tenía pensamientos de denunciar a Álvaro. No lo pensaba hacer… pero Bea pensaba que las neuronas de Gonzalo seguían sin funcionar debidamente… ya que tampoco se lo hubiera dicho, si quería denunciarlo, precisamente a él…
Alejandro era harina de otro costal. La trataba con amabilidad y curiosidad. Pero jamás le preguntaba nada….jamás. Y Bea se lo agradecía interiormente… porque prefería mantenerse en el segundo plano, dónde todo el mundo parecía haberla relegado
- ¿No tienes hambre?- le preguntó Álvaro de nuevo, volviéndola a sacar de sus pensamientos
- No mucha…- ella suspiró y dejó la cuchara a un lado
- No has comido nada en todo el día…- le dijo él tras una pausa
Bea lo miró asombrada…¿cómo lo sabía? Ella había intentado que nadie supiera que no había probado bocado aquella mañana. No podía comer nada sin que le provocara naúseas
- He comido esta mañana…- mintió ella desviando la vista
No, no era cierto. Y él lo sabia. Lo sabía porque no podía evitar cuidarla, preocuparse, amarla… aunque fuese en la distancia. Hacía ya varias semanas que había dejado de engañarse a si mismo y había asimilado que la amaba mas allá de toda razón.. y que el odio que sentía por ella no era mas que fachada para castigarlos a ambos. Castigarla a ella por traicionarle.. por no amarle.. por estar con Nacho cuando el mismo Álvaro hubiera dado la vida por ella. Y castigarse a si mismo por haber confiado en ella… y por morirse de ganas de volver a confiar de nuevo… de volver a sentirla de nuevo.. de amarla de nuevo
- A mi tampoco me ha gustado..- dijo él acercándose un poco mas a ella, sin poder evitarlo- ¿ me acompañas a preparar algo a la cocina con mas consistencia?
Ella le miró y sonrió débilmente ante la invitación de él. Sus pasos acercándose eran lentos.. pero se repetían día a día… con miedo, con precaución… pero seguros. Bea no se atrevía a ilusionarse, no se atrevía a pedir mas, a esperar mas. Pero el corazón la traicionaba, saltándole en el pecho cada vez que Álvaro se acercaba a ella.
- Álvaro, cariño.. te he preparado algo de carne…¿vienes conmigo o te lo traigo aquí?
Alvaro se tensó. Dríade se acercó a él por detrás y con una sonrisa, buscó su boca y le besó. Bea creyó escuchar su propio grito de dolor que su corazón emitió en el mas absoluto de los silencios.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Capitulo 63

Jota apretó la mano de Cris mientras avanzaban por el comedor del lujoso restaurante, hacia la mesa que ocupaban Laura y Gonzalo. Estos hablaban en susurros, con las cabezas muy juntas, y ella reía por algo
- Buenas noches..- carraspeó Jota al llegar a la altura de la pareja- sentimos llegar tarde
Gonzalo se levantó.- No Jota, no te preocupes.. acabamos de llegar también
Los dos hombres se saludaron con un apretón de manos, mientras Laura le daba un beso en la mejilla a Cris. Las dos parejas se sentaron
- ¿Y Susana?- preguntó Cris
- La he llamado al móvil, pero no me lo coge…- contestó Laura- mi hermana me ha dicho que estaba algo indispuesta y se había ido a casa
- Estará con Alejandro…- comentó Gonzalo con una gran sonrisa
- ¿Cómo les va?- preguntó Jota cogiendo la carta
- Pues como dos tortolitos..- contestó su novia imitándole al coger también la carta- y me alegro mucho por Su. Ya necesitaba tener a alguien en su vida
Nadie dijo que una relación entre la jueza del caso de Álvaro y el primo de éste, era demasiado complicado como para que saliera bien… pero todos lo pensaron. Se habían reunido aquella noche para intentar sacar en claro que se podía hacer para defender la indefendible situación de Álvaro. Cada uno esperaba que el otro dijera la primera palabra al respecto… pero nadie parecía tener una idea clara. Y nadie quería ser el primero en decir en voz alta que no se podía hacer demasiado por ayudarle.
- Por favor…- suplicó Gonzalo tras dejar la carta a un lado, sin haberla leído
Laura suspiró y le cogió una mano
- La cosa está difícil..- dijo en un susurro triste- nuestra única esperanza era el cambio en la declaración de Beatriz… Pero después de que él la secuestrara, esa esperanza se fue por el desagüe…
- ¿Creeis que Beatriz presentará cargos?- preguntó Jota
- Si no los presenta, es que los milagros existen…- intervino Cris- y yo hace tiempo que me volví escéptica…
- Bea quiso mucho a Álvaro… mucho- dijo Gonzalo, intentando creerse sus propias palabras como si fueran una tabla de salvación en mitad de un mar embravecido
- No creo que lo quiera mucho después de todo lo que está pasando…- comentó Laura
- Pues sin esa declaración estamos perdidos…- dijo Cris cogiendo la servilleta y doblándola de forma automática- sólo nos falta rezar para que no lo encuentren nunca….
- Pero es que debe de haber alguna manera de convencerla…- soltó Gonzalo tras un incómodo silencio, en el que el camarero se había acercado para preguntarles si ya sabían que tomar.
Tras marcharse el chico con la nota de las bebidas, Gonzalo notó las miradas de sus compañeros de mesa posadas en él
- ¿Y cómo vamos a convencerla si la tiene Álvaro secuestrada?- soltó Cris con una ceja alzada
Gonzalo sintió un escalofrío por la columna vertebral y notó la mirada de Laura posada en él. Sabia que ella sospechaba de sus marchas repentinas, de sus llamadas clandestinas de móvil y de sus silencios ante las preguntas retóricas de dónde podía estar Álvaro Aguilar. Pero también sabía que jamás le preguntaría nada.. que le importaba demasiado, igual que a él, la frágil relación que estaban comenzando.
- Es una forma de hablar…- intervino Jota- si Álvaro la soltara, se podría hablar con ella para convencerla de que no presente cargos..
Cris soltó un bufido.- Creo que es más fácil que lluevan chuzos de punta…
No, no era tan difícil.. pensó Gonzalo. Sabía lo que estaba pasando Beatriz encerrada en aquella habitación… sin comer, sin beber prácticamente… sin decir una sola palabra. Él mismo la había visto recorrer aquel estrecho pasillo hacia el baño como si fuera un alma en pena. Siempre acompañada de alguien, siempre en silencio, y siempre mirando hacia el infinito. Y no estaba allí por obligación..lo sabía.. el Anguila se lo había dicho. Y tras ver aquella infinita tristeza en aquellos ojos verdes, enormes, le había creído. Sabía, sentía, por vez primera en mucho tiempo, que ella amaba a su amigo.. y que no haría nada en su contra. Nada en absoluto. Por mucho que el pasado y las circunstancias dijeran lo contrario.
- Bueno, comamos… tenemos una larga noche por delante..- dijo cogiendo la carta de nuevo
- Me pregunto dónde nos llevará todo esto…- dijo Cris, como de pasada
En ese momento apareció Saymi con Miguel. Los cuatro se levantaron al verla
- Lo siento chicos.. – dijo Saymi con una sonrisa culpable- el tráfico es horrible
Jota, Laura y Cris saludaron a los recién llegados, mientras Gonzalo pedía al camarero dos nuevas sillas
- Yo le dije que viniera…- se excusó Gonzalo al volverse y notar las miradas extrañadas de los demás- creo que hay mas malas noticias…
- ¿Mas malas noticias?- siseó Cris con desgana- no, por dios, déjanos un respiro…
- Lo siento..- dijo Saymi sacando un dossier de un maletín- es Nacho..
- ¿Nacho? ¿Nacho Goñi?- preguntó Laura
- Asi es…- Saymi afirmó con la cabeza. Su expresión era grave- ha presentado una acusación formal contra Álvaro por el secuestro de Beatriz…
- Dios…- susurró Laura
- Y no se queda ahí…- prosiguió Saymi
- ¿Qué pasa?- ahora fue el turno de Jota de preguntar
- Ha descubierto, no se como, tu implicación con Francisco Aguilar a la hora de presentar la opa que hizo que le quitaras Bulevar. Ha puesto una demanda contra mi padrino por asesinato… pidiendo que lo metan preso… y le devuelvan la empresa…
- ¿Pero asesinato de quien? ¿ Y a quien representa Nacho?- Jota estaba pálido
- A Diego Jota.. Nacho representa a Diego. Y lo acusan de asesinar a Julio de la Vega…
Sus pasos eran lentos, inseguros y cansados. Muy cansados. Tantas noches sin dormir comenzaba a hacer mella en ella, pero no parecía, o no quería darse cuenta. Parecía que nada a su alrededor conseguía hacer vibrar un sentimiento, hacer que su mirada se volviera mas viva, que pareciera que un leve destello de esperanza buscara hueco en la oscuridad. Porque parecía estar muerta en vida… sin importarle nada… nada que no fuera su propio agujero en el que se había metido hasta tapar toda emoción. Anguila la entendía… aunque el alma se le fuera tras ella a pesar de su rudeza, de su intento por tratarla sin cariño. No quería encariñarse cuando no estaba seguro que harían con ella… o que decidiría Álvaro hacer con ella al final.
Observó como uno de los hombres la acompañaba al baño y suspiró. Cada día entendía menos a Álvaro… aunque hubiera aprendido a ponerse en la piel del amigo, en todo el tiempo que había vivido el sufrimiento de éste por la traición de aquella mujer. Se preguntó como una personita como la marquesita, tan pequeña, tan frágil, pudiera despertar semejantes sentimientos en una persona. Porque fuera lo que fuera lo que sentía Álvaro por Beatriz, era mas fuerte que cualquier emoción que él mismo viera con anterioridad.
Notó un movimiento a su espalda y vio a Álvaro de pie en la puerta de su habitación. Llevaba puesto un chándal y una barba espesa adornaba su cara. En parte por dejadez y en parte por el proceso de crearle un nuevo look. La misma chica que había venido con Gonzalo y que no se había querido marchar, le había hecho no se que en el pelo, y ahora tenía reflejos rubios. Ella los había llamado mechas.
- ¿Ande vas, marquesito?- le preguntó, sabiendo que si salía de la habitación en aquel momento, se encontraría con Bea
Alvaro se estiró en un gesto de cansancio.- Estoy harto de estar encerrado Anguila. Voy a la planta de abajo a dar una vuelta…
- No puee salí, marquesito. Mira que como te vea alguien…
- Joder Anguila, que no voy a salir al exterior…- contestó Álvaro de malos modos- sólo quiero ver la parte de abajo, ver la tele….no se.. distraerme…
- Pues date de cabezazos contra la pared, ya verás que pronto te distraes…- contestó Anguila con el mismo mal tono de su amigo- coño ya con las distracciones…
- No eres mas burro porque tu madre se hubiera desgarrado en el parto…- le contestó Álvaro comenzando a andar hacia las escaleras. Anguila le siguió
- ¿Pero no te he dicho que no pueees bajar?- le dijo deteniéndolo
Alvaro le miró y se cruzó de brazos.- Vamos a ver Juan Ramón… ¿ a que viene tanto interés a que no baje? ¿No habeis limpiado o algo asi?
- No me llames Juan Ramón que te ahostio ehhhhhh?- dijo alzando la mano en actitud amenazadora
Su amigo chasqueó la lengua con impaciencia.- Joder Anguila.. deja las tonterías para otro día.. hoy no estoy de humor…- y se giró de nuevo
- Me importa muy poco si estás de humor o…- Anguila fue a detenerlo de nuevo, pero las palabras se quedaron en el aire, junto a su movimiento para evitar que Álvaro continuara caminando. Jimmy había aparecido de nuevo, agarrando a una Beatriz pálida como la cera, de camino a la habitación. Ella caminaba con pesadez, de forma débil, pero al escuchar la voz de Álvaro, se detuvo en seco, mirándolo a través del velo de tristeza que cubría su mirada.
Alvaro la miró a su vez, devorándola con los ojos, devorando cada centímetro de ese rostro, de ese cuerpo, de esa piel que añoraba tanto que hacia llorar su alma. Hacia una semana que no la veía… justo desde la noche en la que la había tenido entre sus brazos, en la que la había besado, acariciado, y amado hasta sentirse vivo… hasta sentir que cualquier cosa merecía la pena. Porque amarla merecía la pena…aunque ya no tuviera las fuerzas, ni el coraje para arriesgarse a hacerlo.
Vio las lágrimas de ella caer por sus pálidas mejillas y maldijo por lo bajo. Jamás había soportado verla llorar.. y menos cuando su palidez y su tristeza se dejaba ver en cada poro de su piel. Tuvo que clavarse las uñas en las palmas para evitar correr hacia ella y devolverle el color a las mejillas con apasionados besos.. con delicadas caricias. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no mandarlo todo al diablo y dejarse llevar por toda la vorágine de sentimientos que sentía dentro de si
Bea sintió que su alma se rompía en mil pedazos al verlo allí, frente a ella, tan frío, tan indiferente. Daba igual si ella se moría por él… porque a Álvaro le daba lo mismo. Quiso tener la fuerza de voluntad para pedirle que la dejara marchar, pero no pudo… y eso hizo que las lágrimas acabaran por traicionarla. Se sentía débil, exhausta, cansada de luchar, de llorar, de seguir perdiendo un rayo de esperanza con cada rayo de sol…y viendo como su vida se tornaba oscuridad sin hacer nada por remediarlo. Pero ya no le quedaban fuerzas para cambiar nada… porque la persona que le daba la vida ya solo era capaz de mirarla con frialdad.
- Te has puesto mechas rubias…- dijo ella en un susurro, intentando que su desesperanza y su dolor no se transmitiera mucho mas alla de lo que ya lo hacia.
Alvaro se tocó el cabello súbitamente incómodo. No pudo evitarse preguntar si a ella le gustaba su nuevo look… pero en seguida deshechó la idea… porque le daba igual. Le tenia que dar igual.
- Es por la policia…- fue a darle mas explicaciones, pero también se detuvo al sentir un codazo del Anguila justo en las costillas.
- Claro…- ella intentó sonreir, pero le falló el intento.. y también las piernas. Intentó enfocar a Álvaro, pero no pudo. Se llevó una mano a la frente
- ¿Estás bien, marquesita?- preguntó el Anguila al percatarse del movimiento de la mano de ella
- No.. yo…
- ¿Bea?- Álvaro la llamó, en un impulso, mientras ella buscaba desesperadamente un apoyo donde sujetarse. Avanzó hacia ella, con la preocupación reflejada en sus ojos oscuros- ¿Bea?¿Beaaa?
Llegó justo a tiempo de sujetarla, cuando Bea cerró los ojos y cayó en la oscuridad.